Moscú.— La policía rusa arrestó ayer a más de mil manifestantes que exigían en Moscú elecciones libres y justas pese a la creciente presión ejercida contra la oposición durante los últimos días.

Las fuerzas de seguridad realizaron detenciones masivas entre los participantes que llegaban a la principal arteria de Moscú, la avenida Tverskaya, al grito de “Vergüenza” o “Queremos elecciones libres”, y les hicieron retroceder por la fuerza hacia las calles adyacentes. Esta concentración no autorizada frente al ayuntamiento de la capital se produce menos de una semana después de una manifestación sin precedente desde el movimiento que acompañó al regreso de Vladimir Putin al Kremlin en 2012.

La oposición denuncia el rechazo de 60 candidaturas independientes a las elecciones locales del 8 de septiembre, que se anuncian difíciles para los aspirantes del oficialismo.

Según el portal OVD Info, especializado en el recuento de detenidos en manifestaciones, fueron arrestadas mil 7 personas durante las protestas. La policía dijo: “Mil 74 personas fueron detenidas por infracciones diversas durante una manifestación no autorizada en el centro de la capital”, indicaron agencias de prensa locales.

Por la tarde, los grupos intentaron bloquear varias calles del centro de Moscú durante algunos minutos. Numerosos policías fueron desplegados rápidamente en el lugar, poniendo fin al bloqueo, según periodistas de la AFP. Algunas de las detenciones fueron violentas, por ejemplo, una mujer joven fue vista sangrando después de haber sido golpeada en la cabeza. La policía también irrumpió en una estación de televisión que transmitía la protesta. La policía se enfrentó contra los manifestantes alrededor de la alcaldía moscovita.

Unas 3 mil 500 personas participaron en las acciones, según la policía. Corearon lemas como “¡Rusia será libre!” y “¿A quiénes están golpeando?”, entre otros.

“Nos manifestábamos pacíficamente, no llevábamos armas (...). No les dimos ningún motivo para detenciones tan violentas”, contó Anastassia Zabaliueva, de 27 años, profesora de francés e inglés.

Antes del inicio de la protesta fueron detenidos varios aspirantes opositores a las elecciones locales cuyas candidaturas fueron rechazadas por la Comisión Electoral, entre ellos Dmitri Gudkov, antiguo diputado; Iván Zhdanov, director del Fondo de Lucha contra la Corrupción, y Yulia Galiámina.

También fue detenida Liubov Sóbol, estrecha colaboradora del opositor Alexéi Navalni y actualmente en huelga de hambre por la decisión de las autoridades de no inscribirla como candidata a las municipales del próximo 8 de septiembre. Los cuatro quedaron en libertad y se acercaron a la protesta, pero Sóbol, Galiámina y Zhadanov fueron arrestados de nuevo.

Las autoridades maniobraron desde el principio para impedir la manifestación, después de que acudieran a la del sábado anterior, que sí estaba autorizada, unas 12 mil personas, según la Policía, y 22 mil 400, de acuerdo con la organización Contador Blanco.

Algunas personas fueron arrestadas sin aparente motivo, como un hombre que practicaba deporte por la zona antes de que comenzara la protesta, un anciano que quería regresar a su casa y le fue impedido el paso, o una mujer sentada en un banco. Los agentes, en varias ocasiones, recurrieron a la fuerza para despejar la zona, por lo que hubo unos 80 heridos, según medios locales.

El miércoles, Navalni fue condenado a 30 días de prisión por violación de “las reglas de las manifestaciones”. Amnistía Internacional criticó un “intento abierto y descarado de las autoridades para intimidar a la oposición”. La Unión Europea (UE) manifestó: “Más de mil manifestantes pacíficos, incluyendo prominentes figuras de la oposición y periodistas, han sido detenidos en Moscú hoy. Estaban pidiendo elecciones libres y democráticas en Moscú en septiembre de 2019”.

Antes de la manifestación, la policía de Moscú publicó una advertencia a los ciudadanos y propuso a los periodistas que cubren el evento identificarse. La popularidad de Putin bajó desde que fue reelegido para un cuarto mandato el año pasado y los comicios de septiembre se presentan difíciles para el poder.

La oposición acusa a las autoridades de manipular las miles de firmas recabadas durante semanas por sus candidatos al transcribirlas incorrectamente en el registro electrónico.

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