El (CERV) no sólo es utilizado para capacitar a nuevos policías o reforzar habilidades de otros con mayor tiempo, sino una puerta para que los agentes practiquen de cara a un operativo para detener a un objetivo prioritario.

Sin revelar mayor información de los operativos que realizarán, los mandos pueden solicitar la capacitación de grupos de agentes en este espacio ubicado en las instalaciones de la Universidad de la Policía, con las características deseadas y dificultades que según las investigaciones, se van a enfrentar en campo.

Con esto, los mandos trazan las características del despliegue policial como parte de alguna investigación de alto impacto.

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Los escenarios pueden ser distintos: Tepito, casas de seguridad con reos, la Alameda, entre otros, en donde los policías pueden practicar en realidad virtual.

Con sensores se detectan los movimientos, las emociones y hasta sensaciones que durante una situación de riesgo los efectivos van experimentando de manera real.

“Con este Centro de Entrenamiento de Realidad Virtual trabajamos con los escenarios, movemos, quitamos para las necesidades de los usuarios. Nosotros le ponemos un mayor número de complejidad, dependiendo el expertise del oficial”, dice Alejandro Acosta Pozos, encargado del CERV.

Explica que cada semana se capacitan 300 policías de diferentes agrupaciones de la SSC, y mil 200 al mes. Precisa que no hay un área en específico en donde se ponga énfasis en las capacitaciones, sino que va de acuerdo a la necesidad de cada sector o agrupamiento.

EL UNIVERSAL entró a una capacitación en donde cuatro agentes comienzan a ponerse los sensores en distintas partes del cuerpo. Este paso es supervisado, deben hacerlo sin perder formación y sin hablar.

“¿Quién cubre?”

Llevan puesto el uniforme con pantalón beige y playera negra del grupo de la Unidad Metropolitana de Operaciones Especiales (UMOE), el pasamontañas les cubre el rostro.

Se acercan a las armas, las cuales tienen el mismo peso que una real y al accionar realizan la misma mecánica de retracción.

Sin el cargador, el artefacto se siente hueco, cuando lo colocan su peso aumenta, el sonido que hace el arma es similar a uno real.

Tomar con las manos estos juguetes —como le llaman los mismos policías— tiene que ser con cuidado y técnica. Desde ahí comienza la evaluación para los elementos.

El dedo que va a estar sobre el gatillo reposa a un costado cuando no se está apuntando; si el efectivo está en resguardo, el cañón debe apuntarse hacia abajo, y ligeramente a un lado.

Cuando el grupo de agentes está listo, sale a una sala con más de 100 cámaras que registran toda la operación en campo. Desde una cabina, dos instructores les dan indicaciones para calibrar los equipos, llevan puestos los sensores en la cabeza.

La práctica consiste en liberar a reos secuestrados en una casa de seguridad. Son muchas puertas las que deben abrir.

Van entrando uno por uno, y conforme pasan los minutos, los mismos agentes aumentan los comandos verbales: “No te muevas, no te muevas, tira el arma, al suelo”.

Entre ellos se hablan fuerte: “Métete por acá, ¿quién cubre?” “¡Acá hay gente!”.

No hay errores, continúan caminando sobre el escenario, de pronto uno de ellos acciona su arma en tres ocasiones.

Otro se agacha para tocar el objetivo, esto indica que aseguraron y salvaron a una víctima.

Cuando terminan el entrenamiento, Hela, como se identifica una de las mujeres policías que realizó la práctica, explica que “esto es algo más cercano a la realidad, ver las áreas de oportunidad”.

“Realizamos la intervención de un inmueble en el cual tienes que identificar a las personas que son víctimas y a los que son agresores. En este caso trabajamos con los comandos verbales, neutralización de amenazas. La seguridad de cada uno de mis compañeros”, dice.

Agrega que también llevan a la práctica la detención de objetivos prioritarios. "Si vamos a ir a la liberación de una persona, si vamos a ir a la búsqueda de indicios, depende de la situación.

“Ahorita realizamos las prácticas con ellos [agentes], venimos a instruirlos, cómo se debe realizar, venimos a ver los escenarios que nos van a funcionar con ellos desde el nivel más básico hasta uno más elevado”, comenta.

Hela dice: “La ventaja que tenemos en el Centro de Entrenamiento de Realidad Virtual, es que, con el apoyo de los compañeros que manejan todo [aparatos] es como podemos darle las necesidades que requieren para crear escenarios, y enfocarlos a un área de oportunidad”.

Para la oficial, en las capacitaciones del CERV se tienen que tomar decisiones en el momento, y ahí se verá cómo el elemento va a actuar en la vida real. Es por eso que este centro comienza a ser importante para las investigaciones.

Las gráficas con las que miden la actuación de cada uno de los elementos incluso registra el pensamiento cognitivo, todos estos parámetros ayudan para los escenarios que se crean.

Se le pregunta a Hela qué pasa cuando en una práctica un elemento se pone demasiado nervioso, por lo que la agente asegura que deben trabajar "un poco más el control de la situación. En ese momento lo único que lo va a hacer salir de esa crisis es el control que tenga sobre la situación y los conocimientos que realmente adquiere, van a ser los que van a fomentar esa seguridad.

“Y si él [policía] tiene seguridad, va a brindar mayor seguridad a la ciudadanía, porque esto es de adquirir seguridad personal para dar una seguridad a los demás (...) teniendo una mejor profesionalización, a nosotros como policías nos da una mayor seguridad de actuación. Llevar esto a una realidad virtual se nota qué es lo que tenemos que mejorar”.

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