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En menos de 24 horas el móvil del doble asesinato de israelíes en un restaurante de la Plaza Artz dio un giro de 180 grados. Las autoridades locales desecharon el ataque por motivos pasionales y ahora se centran en un ajuste de cuentas entre bandas delictivas, en el que tienen dos hipótesis: una es la lucha entre grupos criminales de Israel y la otra involucra al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

La participación del cártel mexicano es la que toma fuerza, según testimonio de Esperanza “N”, quien asesinó a Benjamín Yeshurun Sutchi y al escolta Alon Azulay.

En sus declaraciones ante el Ministerio Público, la mujer reveló que era gatillera y que por cada “jale” cobraba 5 mil pesos, agregó que desconocía a las víctimas y que la contrataron junto con otras tres personas más originarias del sur de la Ciudad. Los sicarios que participaron en la balacera del estacionamiento provienen de Jalisco.

Además, se sabe que había involucradas dos personas más (en total participaron siete personas): una mujer que se encontraba con las víctimas y otro que aparece en los videos coordinando el ataque.

La mujer de 33 años, que llevaba peluca rubia, y su cómplice se presentaron ante los isrealíes, a quienes les dieron cinco tiros a cada uno, según reveló la necropsia en la que se detalla un tiro de gracia.

Fuentes allegadas a la investigación revelaron que los extranjeros estarían cerrando el trato por unas armas de grueso calibre que habían concretado aquí; aparentemente algo salió mal y les costó la vida.

La otra línea de investigación tiene que ver con un ajuste entre bandas rivales de Israel, según revelan medios de aquella nación, quienes destacan que supuestamente Benjamín Yeshurun Sutchi delató a Erez Akrishevsky, quien le ayudó a escapar de la cárcel y con quien realizó varios negocios con cárteles de droga mexicanos y colombianos. Hace unos días Erez fue detenido en Cancún y extraditado a Israel.

Además, es señalado como traficante de armas y drogas hacia el centro y sur de América, incluso se le relaciona con el Cártel de los Beltrán Leyva; de hecho, desde 2001 era el encargado de la venta de droga al menudeo en la zona de Polanco y Santa Fe.

Las investigaciones de la Fiscalía General de la República (FGR) lo relacionan también con lavado de dinero y el manejo de casinos que operan de manera irregular aquí.

Años después de estar en la cárcel regresó a México, donde continuó con el blanqueo de efectivo y la administración de casinos.

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