Le platicaba en mi columna anterior que estoy preparando maletas con rumbo a Poreč, en la península de Istria, Croacia, para participar en la sesión de vinos blancos y tintos del Concours Mondial de Bruxelles 2023. Nos esperan ocho mil vinos de 46 países, además de una exigente agenda inmersiva en la vitivinicultura croata.

Le decía también que esta región posee una larguísima historia asociada a la vid y a la producción de vinos de calidad. La gran complejidad sensorial de los vinos istrianos es resultado de una singular combinación de factores: clima suave y agradable, veranos cálidos, gran influencia marítima y una amplísima colección de suelos.

Lo que encontraremos en el viaje

Si bien el reúne cepas internacionales todo, querido lector, está orientado a la producción de tres uvas consideradas como propias: Malvasía de Istria (Malvazija Istarska), Terán (Terrano) y Moscatel (Muškat Momjanski).

Foto: especial
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Descrita como la “enoestrella” local por Vinistra, el gran artífice de la llegada del Concours Mondial de Bruxelles a esta región, la Malvasía de Istria está presente en esta región desde hace varios siglos. Las primeras referencias escritas de su presencia en la península, sin embargo, se remontan a finales del Siglo XIX; en la Exposición del Vino de Zagreb de 1891 fue presentada como una de las uvas con mayor potencial productivo gracias a su vigorosidad y abundancia en la zona.

Como muchas otras Malvasía, es una cepa antiquísima, diferenciada ampelográfica y genéticamente de otras variedades mediterráneas. Desde mediados del siglo pasado es considerada una uva autóctona… No es casualidad que muchos expertos a nivel global describan a como “el reino de la Malvasía”.

¿En copa? Deriva en vinos blancos jóvenes de carácter floral y cítrico, reconocibles por su frescura, intensidad, notas minerales y complejidad. También la hay envejecida, con al menos dos años de crianza en botella y capaz de persistir al paso del tiempo con brillantez.

Del lado de las tintas, todo es Terán (Terrano). Durante el Siglo XIX la Terán logró convertirse en la uva más plantada en toda la península, con cerca del 80 por ciento del viñedo total. Hoy, esta uva tinta crece en apenas 230 hectáreas de los viñedos más altos y aireados, generalmente orientados al sur; su capacidad para soportar la sequía y su resistencia a las enfermedades ha provocado su reaparición en la escena vitivinícola istriana.

Foto: especial
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Los vinos de Terán brillan por sus aromas de frutos negros y rojos, particularmente cerezas, frambuesas y moras negras, con delicados matices de musgo. En boca suelen ser corpulentos, con buena intensidad y taninos sólidos. Los Terán jóvenes son bien recomendables con pescados azules parrillados y platos simples de cerdo, mientras que los envejecidos van al punto con carnes de caza y trufas.

Les recuerdo que el Moscatel blanco llegó a Istria en el Siglo XIII, procedente del Friuli-Venezia Giulia, y que se adaptó a las condiciones locales hasta convertirse en la mítica Muškat Momjanski. Hoy, se ha convertido en un sinónimo de calidad istriana, particularmente aquella que crece alrededor de la ciudad medieval de Buje y el castillo de Momjan, en la ribera del río Dragonja. ¿La diferencia? Si bien sus aromas recuerdan a la Moscatel blanco italiana, sus vinos poseen muchos más tonos de clavo silvestre, rosas, salvia y frutos amarillos. En boca, suele dar blancos amplios, untuosos, largos y vibrantes en acidez.


Johanneshof Reinisch Rotgipfler

Foto: especial
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Varietal: Rotgipfler

Guarda: 3 años sin paso por barrica

Zona de producción: Thermenregion, Austria

Vista: amarillo intenso con reflejos verdosos, limpio y brillante.

Nariz: placentero carácter cítrico y floral, con tonos de jazmín y narcisos que se funden con piel de toronja y limón amarillo.

Boca: blanco vivaz, bien amplio y seco, con perfecto balance alcohólico y acidez vibrante. Largo final que recuerda rosas y frutas blancas.

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