Estados

“Ni modo de rajarnos con el frío”, dice José bajo un techo de lámina

José pasa el frío con su esposa y sus cuatro hijos, bajo un techo de lámina y hule, y paredes de cartón, en la colonia Valle la Rosita, en la periferia de Torreón

José de Jesús Muñoz vive con su esposa y sus cuatro hijos, bajo un techo de lámina y hule, y paredes de cartón. (FRANCISCO RODRÍGUEZ. EL UNIVERSAL)
19/01/2018 |04:00Francisco Rodríguez / Corresponsal |
Francisco Rodríguez
Pendiente este autorVer perfil

“Ni modo de rajarnos”, dice José de Jesús Muñoz sobre su situación: pasar el frío, con su esposa y sus cuatro hijos, bajo un techo de lámina y hule, y paredes de cartón, en la colonia Valle la Rosita, en la periferia de Torreón.





“Ayer estuvo canijo”, comenta sobre los -3 grados centígrados que marcó el termómetro.

Hasta hace unas horas, José de Jesús estaba bajo tres cobertores, amontonado con su esposa y su hija menor de un año. En el mismo cuarto, sus vástagos de cuatro y 11 años se acurrucaron en un sillón, y en otro más estaba su cuarto hijo.

Club El Universal

José es jardinero de oficio. Platica que vivir bajo tarimas, hules y cartón los obliga a amontonarse y echarse los cobertores encima. “Ya tapaditos se siente menos, pero cuando se mete el aire apenas puede dormir uno”, comenta. Tiene viviendo 12 años aquí, una tierra irregular a la que llegó para montar su jacal, porque prefirió eso a gastar en renta o andar de “arrimado”, dice. Su esposa Mariela, de 31 años, trabaja limpiando casas de Infonavit. Hoy a sus chamacos no los mandó a la escuela. Hace un mes José enfermó de bronquitis. La casa tiene cartón, cobijas y hasta colchones como paredes.

José, de 36 años, recuerda que hace un año, en abril de 2017, iba a levantar un cuartito para ya no vivir entre cartones, pero una hija de ocho años falleció de neumonía y se vino abajo. “La llevaban de un hospital a otro y se murió en la ambulancia, fue negligencia”, comenta.

En la temporada de invierno, la demanda de jardinero disminuye y cuando le va bien se embolsa 200 pesos al día. En verano llega a ganar hasta 400 en un día. Reniega de las líderes del PRI que rondan la colonia.

A unos metros de la casa, está Ashley, de 16 años, y su mamá, Cindy Proa. Viven en una casa que también es de cartón, tarimas de madera y láminas clavadas como póster en pared.

Este invierno, como el esposo y padre tuvo que viajar a trabajar a León, no tuvieron para comprar hule y adherirlo a las paredes de cartón. Apenas alcanzó para los techos. “Están muy caros”, dice Cindy.

Te recomendamos
Únete al Gran Diario de México.
Continua consultando toda la información de
sin interrupciones.
Agotaste tus lecturas gratis en esta sección.
Si deseas continuar leyendo y disfrutar de sin límites.