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Las y los 155 niños que asisten a la escuela primaria Vicente Guerrero, de la agencia La Unión de San Felipe Tejalápam, reciben tres veces por semana clases de zapoteco, una de las lenguas maternas de la comunidad, de la que sólo quedan dos hablantes en esta población ubicada en el distrito de Etla, en la región de los Valles Centrales de Oaxaca.
Fermín Ángel Reyes, de 84 años, y Simeón Feliciano Mejía, de 93, los últimos hablantes de zapoteco en La Unión, fueron contactados por el investigador Elías Ramírez, parte del Grupo Nube, dedicado a la salvaguarda y revitalización de las lenguas indígenas en Oaxaca.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en Oaxaca hay un millón 221 mil 555 personas mayores de tres años que hablan alguna lengua indígena; sin embargo, en muchos pueblos la lengua se extingue.
Don Simeón Feliciano Mejía evoca, por ejemplo, que en la década de los 60 las escuelas ordenaron que la enseñanza fuera sólo en español, por lo que los hablantes poco a poco desplazaron a sus lenguas. En el casos de Tejalápam, la población es heredera de las lenguas mixteca y zapoteca, pero la primera ya está extinta en la comunidad.
El hombre recuerda que en esa década se discriminaba a aquellas personas que hablaban en su idioma materno, lo que propició la crisis de diversas lenguas en comunidades del estado, como la que él habita, siendo uno de los últimos hablantes.
Es por esa razón que desde hace poco más de dos años, Elías Ramírez, de Grupo Nube, trabaja en equipo con ambos adultos mayores en la creación de un diccionario fonético y escrito del tilla daa’ o zapoteco del valle. El investigador reitera que la lengua le pertenece al pueblo y por ello convenció a ambos hablantes para ir a la escuela primaria de La Unión a compartir sus conocimientos.
Elías añade que la pérdida de la lengua se debe también a otros factores como a la cercanía a la ciudad, la migración, la construcción de carreteras, que pese a que facilitan la comunicación, poco a poco van quitando identidad a los pueblos.
Sobre las clases que toman los pequeños en el aula de medios de su escuela, apunta que las y los estudiantes aceptan con entusiasmo las enseñanzas de los abuelos del pueblo, quienes dicen estar felices de compartir su lengua con decenas de alumnos que corean y memorizan las palabras lección tras lección.
La intención es evitar que su lengua se extinga, aseguran.
Cada clase, don Simeón y don Fermín comparten “la historia, la palabra y la vida del mundo nube”, indica Elías.
Como parte de estos esfuerzos, apenas el pasado 9 de enero se inauguró el segundo taller: Tilla Daa’ Nuni Bigúla/Lengua nube que hablaba nuestra gente antigua en La Unión Tejalápam, con el apoyo de las autoridades de la agencia municipal, de la escuela primaria y de los integrantes de Grupo Nube.
Dicha organización se conformó en 2019 por investigadores originarios del Valle de Etla, quienes documentan la diversidad lingüística de los Valles Centrales; no obstante, el grupo actualmente se enfoca en labores de la preservación de la lengua en Tejalápam, pues el zapoteco del valle que ahí se habla se encuentra en un riesgo muy alto de desaparecer.
El Centro Profesional Indígena de Asesoría Defensa y Traducción, A. C. (Cepiadet) apunta que una lengua se considera en peligro cuando tiene menos de 30 hablantes.
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