
Más Información
El Velódromo Olímpico de la Ciudad de México fue el escenario de The Rasmus, para un fandom que antes de finalizar el año quiso revivir la nostalgia del rock gótico. A las 21:30 horas, como parte de su gira Weirdo Tour, la banda finlandesa regresó a la capital después de dos años de ausencia para reencontrarse con un público que creció, cambió y maduró junto a sus canciones, pero que nunca dejó de sentirse identificado con su oscuridad melódica.
Aunque meses atrás habían visitado la ciudad para promocionar su nuevo disco, paseando por Antara, tomándose fotos como cualquier turista y hasta grabando con un organillero, esta vez el regreso fue distinto: más íntimo, más emocional. El escenario, más pequeño de lo habitual, ayudó a crear esa sensación de cercanía que pocas bandas logran mantener después de décadas de carrera.
Lauri Ylönen apareció en escena vestido completamente de negro, con un gorro que parecía protegerlo del frío nocturno. Detrás de él tomaron su lugar Eero Heinonen (bajo), Aki Hakala (batería) y Emilia “Emppu” Suhonen, guitarrista y corista que se incorporó oficialmente a la banda en 2022 y que aportó una nueva dimensión vocal al proyecto. El grito de “¡México!” bastó para detonar la emoción colectiva.

Lee también The Rasmus elige ser "raro" en plena era de TikTok
El concierto arrancó con “Rest in Pieces”, seguida de “Guilty” y “No Fear”, un inicio directo, que dejó claro que esta noche no sería solo un repaso de éxitos, sino un diálogo entre pasado y presente. Desde el General A hasta las gradas más altas, el público cantó, brincó y gritó sin importar el frío.
Afuera, la mercancía, playeras, sudaderas, gorras y pines, seguía vendiéndose mientras la taquilla aún permanecía abierta. Dentro, las gradas lucían repletas, confirmando que The Rasmus conserva un vínculo sólido con México.
Después de un medley que incluyó fragmentos de “Bullet”, “Still Standing” y “Shot”, Lauri se tomó un momento para hablarle al público:
“Gracias, de verdad. Tenemos que decirles algo. Estamos muy orgullosos de estar aquí con ustedes. Este es un momento muy importante para nosotros”, dijo el cantante.

El vocalista presentó entonces Weirdo, el nuevo álbum de la banda, y preguntó si ya lo habían escuchado antes de interpretar “Break This Thing”, uno de los temas que marcan esta nueva etapa creativa.
La energía volvió a subir con “Immortal”, un tema que obligó incluso a quienes permanecían sentados en gradas a ponerse de pie. No fue casualidad: el videoclip de esa canción se grabó en México, un detalle que la banda recordó con orgullo y que reforzó la complicidad con el público local.
Uno de los momentos más emotivos llegó con “October & April”, cuando Lauri pidió a todos sacar sus celulares:
“Saquen sus luces, todos. Los de atrás también. Ahora sí los podemos ver. Esto se ve increíble”.

El Velódromo se llenó de pequeñas luces que se movían de un lado a otro, mientras la voz de Emppu Suhonen aportaba un contraste delicado y poderoso.
Eero Heinonen también tomó el micrófono para agradecer no solo al público, sino al equipo detrás del escenario:
“No solo estamos ustedes y nosotros aquí. También tenemos a un equipo increíble. Un aplauso enorme para todos ellos. Gracias por hacerlo posible”.
Canciones que crecieron con su público
“First Day of My Life” provocó uno de los coros más fuertes de la noche. El tema, incluido en Dead Letters de 2003, volvió a demostrar por qué se convirtió en un himno generacional.

Lee también Bad Bunny: México le cae con todo en su Casita
Y ese fue uno de los detalles más reveladores del concierto: la diversidad del público. Treintañeros que revivían su adolescencia, jóvenes que descubrieron a la banda en plataformas digitales y hasta niños que coreaban canciones que nacieron antes de ellos.
La locura llegó con “Falling”, seguida de la nueva canción “Banksy”, donde Emilia y el guitarrista pidieron subir la intensidad: “Necesitamos ver qué tan fuerte pueden gritar. Una vez más”.
El grupo también agradeció a la banda local que abrió la noche y compartió que era la canción favorita de Emilia y que se lo preguntó cuando se incorporó a la banda, ahí fue donde sonó “In My Life”.

“Esperamos volver muy pronto. Ustedes son increíbles. No podríamos pedir un mejor cierre para esta gira”, dijo el vocalista, dejando entrever que el final se acercaba.
Pero el público quería más. “In the Shadows”, su canción más emblemática, desató un estruendo que obligó a la banda a detenerse unos segundos. Lauri sonrió y lanzó el reto final:
“Quiero más de ustedes. ¿Están listos? Cuando empiece la música, todos van a saltar”.
El encore incluyó “Weirdo”, presentada como un último número especial, con las luces del público encendidas una vez más, “como pequeñas estrellas”. El cierre llegó con “Sail Away” y “Bitch”, poniendo punto final a una noche.
The Rasmus volvió a demostrar que el rock gótico también sabe envejecer junto a quienes crecieron en sus sombras.
dft
Noticias según tus intereses
ViveUSA
[Publicidad]
Interactivos


Carpetazo, a indagatorias contra Alito y Calderón

La simulación perfecta

Investigado por lavado del narco defrauda en Oaxaca

SFP da “carpetazo” al 92% de denuncias contra superdelegados

Jueces sin castigo: Las fallas de un sistema negligente

Aún está en obra y ya hay plagas y grietas en la nueva sede del Archivo General Agrario


















