Héctor Ortega entendía el arte de la actuación, pero no se limitó ahí. También fue director, escritor, un hombre de extraordinario sentido del humor y muy de izquierda, pero sobre todo, un mentor y excelente amigo, al menos así lo recuerdan sus colegas.

Enrique Singer, director de escena y actor, conoció a Héctor Ortega, quien falleció ayer, cuando conformaron el Sindicato de Actores Independientes (SAI), que hace más de cuatro décadas desafió a la Asociación Nacional de Actores (ANDA).

Pero ahí no solamente se dio cuenta de su claridad política de izquierda sino del buen humor que siempre acompañó al histrión y que reafimó cuando coincidieron en la obra Molière, como productor y actor, respectivamente.

“No le tenía miedo al ridículo, el decía antes de entrar al escenario ‘payasitos a mí’, era su frase de batalla”, recuerda Singer.

“Él entendía el arte de la actuación como la parte más pura del juglar, de salir a divertir a la gente y, por otro lado, entendía la actuación y al teatro en particular como un lugar donde podía expresar sus ideas políticas”, advierte Singer.

“Es una enorme tristeza, Héctor ha sido una de las personas más importantes en mi vida, es de los mejores amigos de mi papá (Mauricio Herrera), de toda su vida juntos; crecimos con Héctor, como persona, como artista, como mentor ha influido en mi vida, y realmente es tristísimo”, expresa el actor Claudio Herrera.

“Era maravilloso, compartimos muchísimos años, somos vecinos y mi papá con Héctor, con Juan y Damián que son sus hijos, hemos pasado toda la vida juntos, toda esa familia es maravillosa. No hay un momento en mi vida donde no hayan estado Héctor, Chona Juan y Damián”, agrega.

Una vida en el escenario

Héctor Ortega Gómez participó en más de 40 películas, una veintena de telenovelas, series y un sinnúmero de obras teatrales, su gran pasión; además, dejó un legado como guionista y dramaturgo.

Nacido el 12 de enero de 1939 en la Ciudad de México, su interés por la actuación lo llevó a estudiar con el Grupo de Teatro de la Escuela Nacional de Arquitectura, en el Teatro Estudio y en el Centro Universitario de Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Su primer trabajo como actor fue en la película En este pueblo no hay ladrones (1964), en donde interpretó a un mesero afeminado, fue así que por su gran trabajo actoral fue llamado para participar en otras cintas como El águila descalza y en Los días del amor.

Así siguió su vida actoral en largometrajes como El costo de la vida, La leyenda de una máscara, Fray Bartolomé de las Casas, Las delicias del poder, entre muchas otras. Debutó como director de cine en 1976 con La palomilla al rescate. Obtuvo tres premios Ariel.

Entre sus últimos trabajos están La hija del caníbal y No eres tú, soy yo, una comedia que se estrenó durante en 2010 y fue dirigida por Alejandro Springall, también director de Santitos, en donde compartió créditos con Eugenio Derbez, Alejandra Barros y Martina García.

Ortega fue muy reconocido en su extensa carrera teatral, como actor y director. Llevó el teatro a las cárceles, escuelas y ejidos con su participación en el Teatro Nacional Popular en donde presentaron su obra El Principito.

Junto a otros colegas, buscó un método para mejorar la estructura del sketch, un tema del cual le gustaba impartir cursos.

Participó en obras como ¡Ay Cuauhtémoc no te rajes!, El huevo de Colón y 1822: El año que fuimos imperio y dirigió Silencio: locos, protagonizada por Héctor Suárez, fallecido antier, también a los 81 años.

Héctor Ortega dirigió a Manuel El Loco Valdés, Héctor Lechuga y Alejandro Suárez en Ensalada de locos, y actuó en telenovelas como Hijas de la luna, Simplemente María, Por siempre mi amor y Por ella soy Eva.

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