Para Eugenio Caballero, ganador del Oscar por el diseño de producción de El laberinto del fauno, la Inteligencia Artificial ya es algo imparable y hay que utilizarla, pero en México debe seguir prevaleciendo el acto creativo humano.

El creador de sets en filmes como las hollywoodenses Lo imposible y Resident Evil: La extinción, así como la nacional ROMA, considera también que la llamada IA (por sus siglas) no necesariamente acabará con empleos.

“(Su uso) creo que será más o menos dependiendo del estilo de películas que se hagan, las industriales la usarán más, pero siempre habrá un camino, una calle, para este cine que nosotros hacemos, que es más autoral y donde las películas siguen siendo el resultado de la creación de distintos individuos”, comenta.

“Justamente es encontrarla como una herramienta que sirva; apenas se va desarrollando y hay que entender hacia dónde va a ir; lo importante es enfocarnos, cuando menos en México, a este cine que requiere el acto creativo humano”, añade.

Hasta el momento no ha hecho uso de ella en términos profesionales, pero indica que sin duda verá las cosas positivas que haya en ese aspecto, a fin de incorporarla a su labor.

En EU el uso de la IA ha sido tema para las actuales huelgas de actores y escritores, que han paralizado a Hollywood y series televisivas desde hace tres meses en el rubro de guionista y un mes, en el de histriones.

“Sí hay, claro, un conflicto moral (el que haya despidos) y es parte del discurso integral de los actores y los escritores, lo que pasa es que hay que ver hasta dónde se utiliza. Lo mismo se decía cuando comenzó la generación de set digitales, que iba a quitar trabajo a los carpinteros, a los pintores, y al final no ha sido así, ha sido complementario”, subraya.

Fiel a Juan Rulfo

Durante dos años, Caballero leyó y revisó varios libros sobre la Revolución con el fin de crear los sets de Pedro Páramo, la nueva versión cinematográfica del relato homónimo de Juan Rulfo.

La novela, usando el realismo mágico, narra dos historias: la de Juan Preciado, quien llega al pueblo de Comala en busca de su padre, y la de Pedro Páramo, un hombre corrupto por la Revolución:

“Rulfo logra dar no solamente una descripción de la escena, sino de personajes, de lo social y la política, del clima”, detalla.

“Lo más bonito de la novela es que recordamos un lugar reseco, muerto, que es la decisión de un sólo hombre, pero que en contraste debe haber un Comala en bonanza”, añade.

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