Yo no sabía nada. Esa fue la respuesta que dio Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes, cuando se le preguntó por las decenas de denuncias que se habían publicado por las afectaciones, fallas y riesgos en el llamado Paso Express de Cuernavaca que él y el presidente Enrique Peña Nieto inauguraron apresuradamente hace tres meses, el 5 de abril.

Pero la crisis del Paso Express estalló el miércoles, ante el fallecimiento de dos personas cuando el vehículo en el que transitaban cayó en un enorme socavón que se abrió en el kilómetro 93+600 del flamante Paso Express.

Entrevistado en el programa Despierta con Loret —de Televisa—, Ruiz Esparza respondió así a la pregunta de si estaba al tanto de lo que pasaba con esta obra: “Absolutamente, hasta ayer nada. (…) Yo hasta ayer no tenía versión ni del delegado ni de ningún otro funcionario [de] que tuviéramos allí un problema”.

El secretario se lavó las manos. No sé nada, fue su coartada una vez que ocurrió la tragedia en una obra bajo su responsabilidad. Pero el 1 de abril —cuatro días antes de la inauguración de esta vía— Ruiz Esparza se tomó el tiempo de transmitir vía Periscope un recorrido de 10 minutos por el Paso Express de Cuernavaca, en el que narraba las bondades de la vía incluyendo las obras de drenaje que se habían realizado en su construcción. Mientras que el presidente Peña Nieto, desde un helicóptero, también presumió la ampliación de la autopista en un infocomercial en el que narraba la modernidad y la alta tecnología del Paso Express. Todo gracias a su generosidad, como lo recordaron varios anuncios panorámicos a lo largo del Paso Express.

¿Acaso no sabía nada el secretario Ruiz Esparza sobre una obra carretera que presumió? ¿Acaso en los más de dos años que duró la construcción de la obra, desde enero de 2015 hasta abril de 2017, Ruiz Esparza nunca se enteró de los graves problemas que reportaron vecinos, organizaciones civiles, gobiernos locales y medios de comunicación de Morelos en la construcción del Paso Express?

¿Acaso Gerardo Ruiz Esparza no sabía sobre los diversos oficios que funcionarios de los ayuntamientos de Chipitlán y Acapantzingo habían enviado a su dependencia meses antes de la tragedia, advirtiendo sobre los graves riesgos de colapso en la obra ante el desdén y la irresponsabilidad de las constructoras?

¿Acaso el señor Ruiz Esparza no estaba enterado de los graves problemas de diseño, ejecución y supervisión que tuvo el proyecto y sobre las que hicieron notar expertos de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y diversas organizaciones civiles?

¿Acaso nunca se enteró el titular de la SCT de las observaciones que hizo la Auditoría Superior de la Federación (ASF) sobre el Paso Express, en las que señala diversas irregularidades en la ejecución del proyecto como deficiencias en los materiales que utilizaron las empresas constructoras Aldesa y Epccor, y una escasa supervisión de la obra?

¿Acaso el titular de la SCT no sabía que la ASF dijo en su Informe que en una visita que realizó a la obra en octubre de 2016 “se observó que el proyecto que está en proceso de ejecución no cuenta con retornos, acotamientos laterales interiores y exteriores, accesos y salidas a la carretera para los vehículos de emergencia, vigilancia o mantenimiento, lo que dificulta su operatividad; asimismo, que la estructura de los pavimentos se cambió de base y carpeta de concreto asfáltico por base estabilizada con cemento portland y carpeta de concreto hidráulico”, tal y como lo reporta Expansión? ¿Acaso el funcionario no lo vió en sus recorridos por la vía?

¿Acaso Ruiz Esparza no sabía que las observaciones que hizo la ASF apuntaron a posibles daños al tesoro público por más de 270 millones de pesos —12.3% de una obra de 2.2 mil millones de pesos— por trabajos no realizados; material deficiente; modificaciones no autorizadas; equipos, herramientas y volúmenes de obra no justificadas, y por no cumplir con disposiciones normativas aplicables en la materia?

Si de nada de esto estaba enterado el secretario Gerardo Ruiz Esparza —como lo dijo en televisión nacional— entonces es un irresponsable al permitir que un par de constructoras hicieran lo que les vino en gana con el Paso Express, como lo denunciaron cientos de ciudadanos de Cuernavaca durante más de dos años. Pero también es un corrupto, porque en la obra estuvieron implicados millonarios recursos públicos que no se justificaron y que se malversaron en contra de la propia calidad de la obra, como ya lo señaló puntualmente la ASF.

El secretario Ruiz Esparza ha dicho —con el respaldo del presidente Peña Nieto— que esperará a las auditorías y peritajes para señalar las causas y los responsables. Es el juego distractor de siempre que apuesta a terceros y al olvido. Patrañas. La renuncia de Ruiz Esparza es una cuestión de elemental justicia y de dignidad ciudadana.

Twitter: @SamuelGarciaCOM
E-mail: samuel@arenapublica.com

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