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Las definiciones (consumadas o anticipadas) sobre candidatos para las gubernaturas que se disputarán este año, arrojan indicios relevantes más allá de nombres y trayectorias de los beneficiados. Aportan claves, por ejemplo, sobre la carrera presidencial de 2018. Y ayudan a descifrar el estilo personal del presidente Peña Nieto en sus pactos y alianzas.
Aquellos ubicados en el primer círculo de los procesos de selección de abanderados del PRI han tomado nota de la influencia exhibida por varios integrantes del equipo presidencial, lo que derivará en elevar su proyección hacia la sucesión presidencial de 2018.
Un primer balance favorece a Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, y a Aurelio Nuño, ubicado al frente de Educación, pero que parece mantener encomiendas de su anterior puesto como jefe de la Oficina de la Presidencia. Ello deja rezagados a Luis Videgaray, de Hacienda y, mucho más notablemente, a José Antonio Meade, de Sedesol.
Otro actor es sin duda el presidente del PRI, Manlio Fabio Beltones, descrito como dedicado a ofrecer garantías de lealtad hacia Peña Nieto. En semanas recientes el dirigente partidista le expresó a un gobernador saliente, durante un encuentro privado: “Tenemos que pensar no con el corazón, sino con la cabeza”. Con esa frase sepultaba las aspiraciones del favorito del mandatario pero también de otro personaje, muy cercano al propio Beltrones.
En las diversas lógicas para definir candidaturas se pueden identificar varias tendencias:
Desde Los Pinos se cedió a varios gobernadores decidir a quién postularía el PRI para buscar sucederlos. Así se resolvió en Durango, con Esteban Villegas, ex alcalde capitalino y protegido del gobernador Jorge Herrera Caldera. En Chihuahua, con Enrique Serrano, apoyado por el mandatario César Duarte. En Zacatecas, con Alejandro Tello, alentado por Miguel Alonso Reyes. Y en Tlaxcala, donde el gobernador Mariano González intentó colocar a su hijo político, Ricardo García Portilla, pero se le convenció para optar por otro cercano, Marco Antonio Mena.
Un caso similar puede surgir en Quintana Roo, donde el mandatario Roberto Borge impulsa a José Luis Chanito Toledo, pero podría optar finalmente por Mauricio Góngora Pimentel, alcalde de Solidaridad. En el escenario existe sin embargo el factor rupturista de Carlos Joaquín González, ex subsecretario de Turismo, notablemente distanciado del mandatario estatal.
El caso de Veracruz supone el esquema opuesto. El gobernador priísta Javier Duarte no pudo colocar a su favorito, Alberto Silva Ramos, quien fue inflado artificialmente en encuestas pero se derrumbó desde anoche al filtrarse que el abanderado del tricolor será el senador Héctor Yunes Landa, quien ha sostenido una rivalidad creciente con el mandatario estatal, ilustrada en la anécdota de la caña de pescar.
En esta línea de pensamiento se ha desarrollado el proceso en Aguascalientes con la muy posible postulación de Lorena Martínez Rodríguez, ex procuradora federal del Consumidor y muy distante al controvertido gobernador Carlos Lozano de la Torre.
Un tercer tipo de dinámica será observado en Tamaulipas, donde el gobernador Egidio Torre Cantú simpatizaba con la aspiración del alcalde capitalino, Alejandro Etienne, pero comprendió que había una carta cercana a Los Pinos en la figura del diputado federal Baltazar Hinojosa, y decidió acompañar la apuesta ante el riesgo que ofrece un bloque opositor encabezado por el senador panista Francisco García Cabeza de Vaca. Salvo una sorpresa de última hora, el candidato será Hinojosa, dejando a la vera a Marco Antonio Bernal, un cercano colaborador del citado Beltrones.
Es todavía un enigma cómo quedará encuadrado el caso Hidalgo, donde el secretario Osorio Chong impulsa a Nuvia Mayorga, pero los senadores Omar Fayad y David Penchyna han mostrado peso propio y el aval del gobernador Francisco Olvera.
El cuarto bloque de estas tendencias lo integran aquellos estados actualmente bajo control de partidos opositores al PRI: Oaxaca, Puebla y Sinaloa. Y cada caso genera su propia incertidumbre.
Hasta anoche Alejandro Murat, ex director del Infonavit y colaborador de Peña Nieto desde la gubernatura mexiquense, era ubicado como el aspirante más viable en Oaxaca, por encima del supuesto favorito, el senador Eviel Pérez, derrotado en sus dos últimas citas ante las urnas. Pero en las semanas previas se empujó desde diferentes frentes a Gerardo Gutiérrez Candiani, líder empresarial con presencia marginal en el estado.
Sinaloa vivió en los últimos días el resurgimiento de Jesús Vizcarra, derrotado ante el actual mandatario Mario López. Pero Vizcarra no figuró en el “acuerdo de unidad” generado por el PRI como antesala para la postulación, lo que deja la puerta abierta a una tercia que ha competido por meses: Quirino Ordaz, Aarón Irízar y Gerardo Vargas.
La sorpresa de fin de semana parece ser el sesgo que tomará la definición en Puebla en favor de la senadora priísta Blanca Alcalá, sin duda la mejor posicionada para enfrentar al virtual aspirante del PAN, el alcalde de la Angelópolis Toni Gali.
rockroberto@gmail.com
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