Compartir con todos ustedes experiencias como la que tuvimos el pasado sábado, cuando se llevó a cabo la 31 Ceremonia de Premiación Nelson Vargas a lo mejor de los deportes acuáticos, es muy grato para mí. En esa noche tan especial, se entregó un reconocimiento a Germán Sánchez como el atleta más destacado de 2016 y a su entrenador Iván Bautista por la labor en este año.

Pero más allá del premio, la placa o el glamour en este tipo de eventos, debo resaltar la convivencia con un joven como Germán, quien por cierto será operado de un hombro sin que esto afecte el inicio de su siguiente ciclo olímpico. Se trata de un muchacho que con base en la disciplina y concentración venció a sus fantasmas y los pronósticos que no lo ponían en el podio de la plataforma individual. Y consiguió la plata en Río 2016 con una actuación espectacular, pero a la vez sencilla, con la humildad que enmarca a los ganadores.

Este premio se ha convertido ya en una tradición desde que en 1986 le fue entregado a Joaquín Capilla. A éste le siguieron Felipe Muñoz, María Teresa Ramírez, Álvaro Gaxiola y muchos otros deportistas que han sido reconocidos por su labor y logros en diferentes disciplinas.

La noche del sábado, me llamó la atención la manera en que se comporta con tanta gente a su alrededor que le admira por lo conseguido. Mantiene una sonrisa natural y no tiene problema en mostrar sus grandes logros: las medallas de Londres 2012 (sincronizado con Iván Sánchez) y la de este 2016.

Muy centrado, solicitó a los presentes hacer equipo y trabajar unidos para conseguir las metas que se han propuesto. Les dijo que deben sentirse orgullosos de su trabajo y de lo que hacen todos los días.

En verdad que es un ejemplo para muchos otros atletas y jóvenes que desperdician su tiempo en cosas sin importancia.

“Para mí es un honor recibir este reconocimiento. Este año ha sido el mejor de mi vida, cumplí una gran meta y este reconocimiento es parte de ello”, comentó al momento de tomar el micrófono y compartir más de lo que ha sido este 2016.

Por su parte, Iván Bautista se ha convertido en uno de los mejores entrenadores de clavados de este país. Generalmente los entrenadores no reciben tantos reconocimientos como sus deportistas y tampoco les gusta recibirlos. Al entrenador le gusta el trabajo, la detección de talento y el desarrollo del mismo.
Así es Bautista, quien seguramente nos va a sorprender con dos o tres prospectos con los que ya trabaja de cara al siguiente ciclo olímpico, sin olvidarnos de los aunque jóvenes ya experimentados Germán, Iván o Alejandra Orozco.

Seguramente este no será el último reconocimiento que Germán tenga a lo largo de su trayectoria y estoy seguro de que todo lo que venga en su carrera será resultado de esa personalidad, carácter y manera de trabajar que lo ha traído hasta el lugar que hoy ocupa. Sé que pueden venir cambios en la estructura del deporte en nuestro país, pero ojalá que nuestros dirigentes no se olviden de que este tipo de muchachos, de entrenadores, son los que deben seguir apoyando.

deportes@eluniversal.com.mx

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