No cabe duda que el formato de las finales dentro del futbol mexicano seguirá siendo emocionante, con muchos resultados inesperados, con la polémica de los arbitrajes y hasta con momentos de mucha tensión para los equipos, sobre todo al afrontar el partido de regreso, en el que se define todo.

De esta forma, Pumas supera etapas a marchas forzadas porque el equipo ha sufrido un bajón de juego en el momento menos oportuno. El líder ha contado con mucha suerte porque ha sido dominado en todos los aspectos de juego a lo largo de la Liguilla, pero ha contado con la estrella del campeón, ya que sin mostrar su mejor futbol logra avanzar a la gran final para buscar su octavo título.

El conjunto universitario supo aprovecharse de todas las circunstancias a lo largo de la eliminatoria, ya sean las fallas que se pusieron a su favor, los errores del arbitraje y hasta la indisciplina de los rivales, que le dieron como fruto el triunfo ante su archirrival América, un adversario que puso todo el pundonor en el terreno y complicó un partido que acabó con los ánimos muy calientes.

Es preocupante el paso irregular de los universitarios, que fueron superados en la posesión, en los rebotes, en muchos manos a mano y acercamientos a gol. Pero sobre todo es alarmante la lentitud de los jugadores; estos lucían tensos e incapaces de reaccionar para asumir una posición activa ante la adversidad y revertir un planteamiento temeroso.

Incluso prefirieron desaprovechar un tiro de esquina a favor en el cierre del primer tiempo ante la amplia superioridad del América.

Asimismo, habrá que esperar para saber qué pasará con Darío Verón, a quien se acusa de hacer comentarios ajenos al Fair Play.

Lo único rescatable es el apoyo incondicional de la afición de los Pumas, que con sus cánticos animó un partido atípico en Ciudad Universitaria y no sucumbió ante la amplia superioridad del rival, que con nueve jugadores sembró el miedo y la incertidumbre en las filas auriazules.

Los fantasmas empezaron a rondar a algunos elementos que han sufrido derrotas dolorosas ante América, principalmente Guillermo Vázquez y Alejandro Castro, que parecían revivir la final perdida con Cruz Azul cada vez que Moisés Muñoz subía a rematar los tiros de esquina en el cierre del partido.

Por otra parte, la serie entre Toluca y Tigres se desarrolló en la misma tesitura, con un equipo dominante en el juego y las oportunidades. Toluca cedió el balón y el control del partido, pero su apuesta lucía arriesgada ya que era muy complicado que los atacantes de Tigres se quedaran sin marcar, sobre todo con el dominio del juego a lo largo de los 180 minutos.

Así, la final entre felinos universitarios será un duelo táctico interesante ya que ambos técnicos se conocen a fondo, con el estilo vertical del líder ante la posesión y la paciencia de los regiomontanos.

Ya veremos qué planteamientos tácticos muestran, pero no cabe duda que Pumas sufrirá mucho si le cede el balón y la iniciativa a Tigres, como ya le sucedió a Toluca.

elcapiespana@gmail.com

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