Algunos de los empresarios cercanos al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto están comenzando a trazar sus escenarios de cara a la elección presidencial del 2018 y el principal factor de riesgo se llama Andrés Manuel López Obrador.

OHL México ha sido una de las compañías más señaladas por sus presuntas relaciones con los gobiernos priístas, particularmente durante las administraciones de Enrique Peña Nieto en el Estado de México y a nivel federal. Mucho de ello se lo deben a su ex presidente José Andrés de Oteyza, quien en abril de 2016 renunció y cedió su lugar al español Juan Osuna.

Esto ha sido aprovechado por el presidente de Morena y por los demás partidos de oposición, los cuales no han perdido la oportunidad de usar ese “estigma” como bandera política.

Por eso, el viernes le pregunté al director general de OHL México, Sergio Hidalgo, qué van a hacer si AMLO gana la Presidencia de México en 2018.

—No nos regimos por los tiempos políticos, pero cualquier candidato que llegue (a la Presidencia de la República) va a requerir inversión privada en infraestructura y ahí vamos a estar nosotros.

El jueves pasado, OHL México anunció que recibió una oferta de compra por la totalidad de las acciones que tiene en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). La propuesta vino de su socio IFM Global Infrastructure Fund y de OHL Concesiones, quienes a través de la firma Magenta Infraestructura planean pagar unos 20 mil millones de pesos para deslistarla.

¿Qué significa que OHL México deje de cotizar en la BMV? Lo primero es que evitará que sus accionistas, entre ellos afores, fondos y bancos de inversión, dejen de sufrir con los vaivenes a los que la empresa estaba sujeta cada que se filtraba una grabación que la implicaba en un presunto acto de corrupción o cada que algún candidato amenazaba con revocarle una concesión, como sucedió en la reciente contienda electoral por la gubernatura del Estado de México.

Mantener a la compañía cotizando en la Bolsa es un riesgo, sobre todo si Andrés Manuel López Obrador sigue a la cabeza en las encuestas y su discurso antiestablishment se endurece. Algunos analistas dicen que el anuncio de abandonar la BMV, después de las elecciones del Estado de México, tiene que ver con un tema de opacidad: prefiere ya no ser auditada por las autoridades bursátiles que la multaron por inconsistencias en su contabilidad. Sin embargo, su director Sergio Hidalgo lo niega: “Vamos a seguir auditados y rindiendo cuentas a los 29 fondos internacionales que integran a IFM”, asegura. “Nada tiene que ver con la opacidad”.

Sobre el timing del anuncio, después de que el candidato del PRI, Alfredo del Mazo, se convirtiera en el virtual ganador de las elecciones a gobernador en el Estado de México, Hidalgo dice que fue una decisión del IFM: “Lo hicieron cuando estuvieron listos para lanzar la oferta”.

De acuerdo con el directivo, además de una estrategia de desinversión de activos maduros, como es el Circuito Exterior Mexiquense, la compra de acciones por parte del fondo australiano IFM (que detentará 43% del capital social de OHL México) no cambiará nada a nivel operativo. “Vamos a mantener las inversiones anunciadas a inicios de 2017 (por 7 mil 500 millones de pesos)”, afirmó Hidalgo.

En una reciente presentación de su Plan Estratégico 2020, los directivos globales de OHL se refirieron a México. Dijeron que la prioridad de la empresa es mantener la estrategia de rotación de activos brownfield y de incorporar a nuevos socios en los activos greenfield.

Abandonar el mercado mexicano ante la eventual llegada de un candidato como AMLO a la Presidencia de la República no parece ser la estrategia de OHL México; sin embargo, la desinversión de activos y la diversificación del riesgo sí son una forma de blindar sus inversiones en el país.

La gran pregunta es si hay grandes constructoras y concesionarias de infraestructura que estén desligadas de los gobiernos priístas y panistas con las cuales López Obrador estaría dispuesto a trabajar si llega a la Presidencia.

Si las hay, se cuentan con una mano.

Posdata. Froylán Gracia Galicia, ex coordinador ejecutivo de la Dirección General de Pemex en los tiempos de Emilio Lozoya, niega “que le gustaba impresionar al llegar en helicóptero o en aviones de Pemex”. Niega también que, como dicen empresarios que lo conocen, se conducía con “poder” cuando era directivo de la empresa productiva del Estado. Revela no tener conocimiento de procedimientos legales en su contra, por lo que “presume no existe alguna irregularidad en el desempeño de su ejercicio como funcionario público”. Esto, respecto de la columna publicada el martes 13 de junio pasado: “El silencio de los amigos de Emilio Lozoya”.

@MarioMal
mario.maldonado.padilla@gmail.com

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