Da la impresión de que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), que preside Gabriel Contreras, quiere hacer mucho más de lo que sus capacidades y habilidades le permiten, lo cual le ha ocasionado tropiezos en varios de los procesos. Por si fuera poco, el martes se quedó con seis comisionados, tras la salida de Ernesto Estrada, lo cual meterá más presión al pleno del organismo regulador, precisamente en vísperas de resoluciones importantes, como la revisión de las medidas asimétricas impuestas a América Móvil y Televisa.

En los próximos días, el IFT deberá dar a conocer los resultados de las evaluaciones que hizo en los mercados de telecomunicaciones y radiodifusión para determinar el cumplimiento de las medidas a los agentes económicos preponderantes. En el negocio de telecomunicaciones, AT&T y Telefónica, los competidores de América Móvil, han estado presionando al regulador para que no suavice las medidas, sino que las aumente o al menos las haga cumplir, toda vez que el poder de mercado del grupo de Carlos Slim sigue intacto.

En lo que tiene que ver con el mercado de radiodifusión, la llegada de Imagen Televisión y la reestructura de TV Azteca han dinamizado el negocio, por lo que no se prevé que aumenten o se endurezcan las medidas para el agente económico preponderante: Televisa.

Sin embargo, el IFT todavía no resuelve estos asuntos y ya alista dos nuevas resoluciones referentes a ambas empresas. Por un lado, planea retractarse de la determinación que tomó en 2015, cuando concluyó que Grupo Televisa no tenía poder sustancial en el mercado de televisión de paga. El detalle, que puede descarrilar su resolución o al menos llevarla a un juicio largo, es que los argumentos con los que entonces no declaró a Televisa preponderante en este negocio siguen vigentes. Y según datos del sector, la firma que preside Emilio Azcárraga Jean perdió cerca de 7 puntos de mercado del cierre del 2014 al cierre del 2016 en la TV de paga.

Con respecto a América Móvil, el IFT habría evaluado obligar al grupo de Slim a separar “legalmente a su compañía de telefonía fija Telmex de su negocio inalámbrico”, según fuentes de Reuters.

Mientras esto sucede, el IFT mantiene en vilo el nombre de los socios o inversionistas del nuevo gran jugador de la radio, Tecnoradio, que se quedó con 34 estaciones de FM y tres de AM, por las que ofertó 287.8 millones de pesos en las recientes licitaciones de frecuencias. Aquí adelantamos que una de las hipótesis apuntaban al ingeniero Carlos Slim. Bueno, uno de los accionistas que se mencionan en los medios, Alí Eduardo Bañuelos Santana, trabaja como director de negocios de Telcel.

Asimismo, el IFT tiene aún pendiente la conclusión del procedimiento de sanción a Telmex y Dish por la concentración indebida; de igual forma, no ha tomado la decisión sobre si aprueba o no la cesión de 60 MHz en la banda de 2.5 GHz por parte de MVS a América Móvil.

Esto si contar el litigio que podría sobrevenirle tras la impugnación del proceso de licitación de la Red Compartida por parte de Rivada Networks, propiedad del magnate irlandés Declan Ganley.

Son muchos frentes abiertos.

La respuesta de Emilio Lozoya. Me reuní con Emilio Lozoya en su despacho de la Ciudad de México, donde asegura vive desde que dejó la dirección general de Pemex, hace casi un año, y no en el Upper West Side de Nueva York ni en Woodlands. No se va, dice, porque no tiene nada esconder ni temer. Ni por la bomba de tiempo que significa el affaire Odebrecht, ni por los vuelos y compras de activos que cuestionó la Auditoría Superior de la Federación (ASF). Tampoco por el juicio político que quieren hacerle el PAN y Morena. Lozoya cree que todo tiene un trasfondo político y que las decenas de denuncias anónimas y no anónimas que le han llegado a este reportero por parte de funcionarios y exfuncionarios de Pemex, así como de empresarios y directivos que lo conocen, se deben, en todo caso, a que durante su gestión lastimó intereses que iban en contra de la empresa. Niega que sólo beba agua Fiji y que haya tenido a un chef y a un sommelier personal cuando era director de la empresa productiva del Estado. Menos que todo eso corría a cargo del erario. Sí le gustan los buenos vinos, pero cuando los quiere beber, los toma de su propia cava. Dice que no le gustan los yates ni es fanático de los caballos, aunque está familiarizado con el deporte ecuestre. Admite que sí conoció a muchos empresarios y multimillonarios –mexicanos y extranjeros– cuando fue director general de Pemex, pero sólo para hacer negocios que beneficiaran a la empresa del Estado. Que si en el 2015 el helicóptero de Pemex aterrizó 53 veces en la torre GAN de AHMSA, la empresa a la que Pemex compró un año antes una planta de fertilizantes por 275 millones de dólares, y 94 ocasiones en la torre Arcos, donde Gas Express Nieto –contratista de Pemex– tiene sus oficinas, fue porque los helipuertos tienen una ubicación estratégica, no por otra cosa. Que si viajó a los Hamptons y a Cancún en el avión de Pemex fue para ir a reuniones de altísimo nivel que le convenían a Pemex.

Emilio Lozoya, pues, vive tranquilo y sin miedos. Ah, y dice que no le interesa regresar a la administración pública.

Twitter: @MarioMal

Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses