José Antonio Meade no ha cumplido cuatro meses al frente de la Secretaría de Hacienda y debe ser ya uno de los secretarios con mayor desgaste dentro del gabinete de Enrique Peña Nieto. En noviembre escribí aquí que se había convertido en una suerte de ‘apagafuegos’ para el Presidente y hoy más que nunca ese mote le hace justicia, pues ha tenido que salir a dar la cara por el gobierno ante el ‘incendiario’ gasolinazo con el que amanecimos el 1 de enero y que ha generado marchas y manifestaciones de resistencia en diversos puntos del país.

“Nos toca asumir el costo de la decisión… salir a explicar y dar la cara”, ha reconocido Meade en entrevistas. Reveladoras declaraciones del sucesor de Luis Videragay, quien a su vez asumió el costo que tuvo para Enrique Peña Nieto la decisión de invitar a Trump a Los Pinos. El costo fue su renuncia a la Secretaría de Hacienda, aunque nunca dejó de asesor al Presidente en los asuntos más relevantes, entre ellos, la designación de Meade al frente de la dependencia.

Los temas con los que ha tenido que lidiar José Antonio Meade, por cierto, fueron herencia de Luis Videgaray, uno de los principales artífces de la Reforma Energética y quien elaboró el paquete económico 2017 –que considera la liberalización del precios de las gasolinas–, esto sin mencionar el primer ‘bomberazo’ que tuvo que atender un día después de las elecciones en Estados Unidos para intentar serenar a los mercados.

Llama la atención el ejercicio que llevó a cabo Meade en la víspera del Año Nuevo vía Twitter, red social a través de la cual respondió preguntas sobre el denominado gasolinazo.

“Secretario @JoseAMeadeK Hay muchas dudas, por qué en México las gasolinas son tan caras, si somos productores de crudo? Por fa conteste”, escribió la usuaria @tanmonja, a lo cual Meade respondió con una gráfica sobre los precios de la gasolina a nivel internacional, junto con el mensaje: “En México las gasolinas no son caras. El precio promedio para enero de 2017 es mucho menor que el mundial. Checa esta gráfica”.

Otro usuario, @maurogalocid, le preguntó sobre una de las frases que ha generado tanto “mal humor social” de los mexicanos hacia el gobierno: “Pero el Pte @EPN dijo de que ya no iba a haber gasolinazos. Qué pasó?”, cuestionó. Y esta fue la respuesta del secretario: “Hoy el ajuste se da por los precios internacionales de petróleo que han aumentado drásticamente”.

Con 11 tuits, José Antonio Meade dejó clara la postura del gobierno en torno a los aumentos –por ejemplo, que la flexibilización o liberalización de los precios no tendrá marcha atrás– y los argumentos que escucharemos una y otra vez para justificar esta medida.

1. La liberalización de los precios no tiene una motivación recaudatoria, porque el “IEPS tendrá una reducción para 2017. En el caso de la Magna será de 1.12 pesos por litro”.

2. La medida, si bien generará un impacto en la inflación y un descontento social (que quién sabe hasta donde pueda llegar) no va a modificarse porque el gobierno prácticamente no tiene de dónde echar mano para seguir subsidiando la gasolina. Ya se hicieron recortes al gasto, la deuda pública está en máximos históricos y aplicar más impuestos afectaría la inversión, amén del incierto futuro que le depara a la relación comercial con Estados Unidos.

3. El gobierno (y el PRI, como lo declaró ayer su presidente, Enrique Ochoa) creen que la medida no les afectará políticamente, al menos no de forma considerable, toda vez que se estima que las presiones inflacionarias sean de corto plazo y en el mediano y largo término llegarán inversiones al sector que detonarán un crecimiento económico.

4. Mantener el precio artificialmente bajo de las gasolinas costaría 200 mil millones de pesos, la mitad del presupuesto del IMSS, pero no se compara con otros asuntos como el robo de combustible, que se estima asciende a más de 15 mil millones anuales.

5. Y que en México las gasolinas no son caras en comparación con el promedio mundial, que los ajustes se dan por la caída de los precios del crudo y el aumento en los costos de producción y que los subsidios beneficiaban a los más ricos.

José Antonio Meade ya enfrentó una crisis similar –de ajustes que dispararon el precio de la gasolina–, durante su paso por Hacienda en el sexenio de Felipe Calderón; sin embargo, el pararrayos del secretario, gallo de Videgaray para el 2018, podría desgastarse más rápido de lo que el gobierno calcula, hasta ser demasiado tarde para rescatarlo.

Por lo pronto, el “mal humor social” que tiene a los mexicanos molestos a incios de año parece que sigue recayendo en el presidente, sobre todo después de aquella memorable frase sobre que no habría más gasolinazos.

Twitter: @MarioMal

Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses