Luis Videgaray dio ayer una muestra del tono con el que entablará relaciones con Estados Unidos y que explica porqué el gobierno de Enrique Peña Nieto no ha reaccionado ante las amenazas de Donald Trump a automotrices como GM y Toyota. Según las declaraciones del flamante canciller, la relación con el nuevo gobierno de EU no será de confrontación. “Vamos a actuar con dignidad e inteligencia, abriendo las puertas al diálogo”, dijo al inaugurar la Reunión Anual de Embajadores y Cónsules Mexicanos.

La decisión de mantener una relación tersa con el nuevo gobierno de Estados Unidos tiene que ver con al menos dos reuniones que Videgaray sostuvo a finales del año pasado con el yerno de Trump, Jared Kushner, y con el ex jefe de campaña del magnate, Corey Lewandowski, en Nueva York. Ambos le sugirieron mesura y paciencia, por lo menos hasta la toma de protesta del próximo 20 de enero. De eso, dicen fuentes con acceso a la información de dichas reuniones, dependerían los próximos acercamientos con Trump y su gabinete.

Videgaray comenzó a gestionar nuevos acercamientos con el equipo de Trump dos días después de su triunfo en las elecciones del 8 de noviembre. Y aunque en ese entonces no tenía un cargo dentro del gabinete, se presentaba como asesor del presidente Peña Nieto. Tras coordinar la visita del candidato republicano a Los Pinos, en agosto del 2016, se convirtió en uno de los pocos funcionarios mexicanos en los que confía el equipo del multimillonario estadounidense, lo cual fue determinante para ser nombrado nuevo canciller.

El otro personaje al que Trump está dispuesto a escuchar por su gran injerencia en los negocios de ambos países es a Carlos Slim. El dueño de América Móvil ha sido el único mexicano que se ha reunido con el presidente electo de Estados Unidos previo a su toma de protesta. Eso fue leído por Videgaray como una señal de que el magnate está dispuesto a negociar, pero no sólo con el gobierno, sino con los empresarios. También fue visto como una muestra de poder y ego: nadie está dispuesto a confrontarse con él, ni siquiera el hombre más rico de México al que acusó de utilizar su influencia en el New York Times para golpearlo. Si Slim no va a enfrentarse con Trump, mucho menos lo hará el gobierno. Esa es su lógica.

Videgaray y Kushner, empero, tienen mucho en común. Ambos operan con un perfil bajo, tienen injerencia en muchos asuntos y son considerados personajes clave en las decisiones de gobierno. Videgaray es el hombre de mayor confianza de Enrique Peña Nieto y el esposo de Invanka Trump apunta a ser el consejero más importante de la Casa Blanca.

En un reportaje publicado este mes por la revista New York Magazine, un consultor político que conoce a Kushner lo describió como la última persona a la que Trump consulta antes de tomar una decisión importante.

“Cada presidente tiene una o dos personas en las que confía intuitiva y estructuralmente. Creo que Jared (Kushner) podría ser esa persona”, dijo a su vez el ex secretario de Estado Henry Kissinger a la revista Forbes.

Las dos reuniones entre Videgaray y Kushner han sido cordiales y han abordado casi todos los temas de interés en la relación México-Estados Unidos (como la revisión del TLCAN, la construcción del muro, la deportación de inmigrantes, el discurso antimexicano, los impuestos a la remesas), sin embargo, la respuesta siempre ha sido la de esperar a que Trump tome posesión como presidente para iniciar formalmente las mesas de diálogo.

Con un solo tuit, Trump puede tirar contratos de inversión —como el de Ford en San Luis Potosí, por 1,600 millones de dólares—, desplomar o catapultar acciones de empresas, devaluar el peso o amenazar a Toyota de imponerle un gran arancel si no opta por llevar su inversión a Estados Unidos en lugar de México. Pero Jared Kushner podría ser un contrapeso en esas decisiones.

El empresario de bienes raíces se jacta de haber facilitado la mayoría de las reuniones de personas de alto nivel con Trump —como la de Slim, en diciembre pasado—, las cuales, sin su ayuda, no habrían ocurrido. “La gente se siente segura cuando habla conmigo”, dice.

Así que Videgaray, el ‘aprendiz’ de canciller, tiene frente a sí la encomienda más grande de su carrera: volver a ganar la confianza de Kushner y formar un equipo de primera línea para negociar con Trump. En el ámbito económico y financiero, jugará un rol fundamental en la revisión del TLCAN y en el diseño de estímulos para mantener la inversión en México. Es decir, tendrá injerencia en Relaciones Exteriores, Economía y Hacienda. Vuelve a ser el ‘súper secretario’.

Posdata. Uno de los empresarios que pudo haber facilitado la relación entre Kushner y Videgaray es ni más ni menos que Juan Beckmann Vidal, dueño de la tequila Cuervo, quien según Bloomberg posee tres departamentos en la Trump Tower de Nueva York.

@MarioMal

mario.maldonado.padilla@gmail.com

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses