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El hallazgo de 11 cadáveres en una camioneta abandonada en Boca del Río —municipio conurbado al Puerto de Veracruz— envía un mensaje inconfundible: las bandas del crimen se pasan por “el arco del triunfo” la presencia federal y, mucho más, la débil operación de policías locales.
Junto a los cuerpos de nueve hombres y dos mujeres —con evidentes huellas de tortura— fue hallado un mensaje de los ejecutores: “Si quieren guerra, guerra tendrán, pero aquí nos morimos todos”.
El gobernador, Miguel Ángel Yunes, encuentra en el discurso de “cajón” la manera de explicar el baño de sangre en tierra jarocha. Dice que se trata de la barbarie desatada por combates entre bandas del crimen organizado, como si eso quedara más allá de su responsabilidad o no amenazara la gobernabilidad veracruzana.
Menos de 24 horas antes de la masacre, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, visitó la entidad para poner en marcha un amplio operativo contra la delincuencia organizada; anunció el despliegue de efectivos de la Marina, el Ejército y la Gendarmería Nacional —sin fecha de caducidad— para combatir delitos de alto impacto en nueve municipios de la región montañosa central; dijo que las bandas criminales están identificadas… y pronto serán golpeadas.
La matanza del miércoles recuerda lo ocurrido el 20 de septiembre de 2011, cuando 35 cadáveres fueron arrojados frente a Plaza las Américas, precisamente en Boca del Río; los cadáveres pertenecían a “gente” de Los Zetas.
Igual que hace cinco años, caos y descontrol agobian a Veracruz… un estado lamentable donde las fuerzas policiacas no operan, la Federación ha tenido que acudir al rescate, y el terror y la muerte recuerdan que el inepto ex gobernador Javier Duarte también saqueó la paz y la seguridad.
La masacre de Boca del Río coincide además con la publicación de un reporte de la organización International Crisis Group, titulado Veracruz: reformar el estado de terror mexicano. El documento urge a la autoridad federal a apoyar económicamente al gobierno local para evitar que la bancarrota impacte en el combate al crimen; recomienda reforzar la búsqueda de desaparecidos; abatir la impunidad, tasada en 91.7%; vigilar y limpiar a los cuerpos policiacos, encarcelar a funcionarios corruptos y evitar la obstrucción de la justicia amenazada.
Para Yunes lo más importante es que el crimen de Boca del Río le recuerda que no solo debe concentrarse en perseguir y revelar las fechorías de su antecesor, ni tampoco en ponerse a las patadas con “sansón” López Obrador.
Hasta ahora la gestión del panista ha quedado marcada por estridencias, quejas, diatribas y discursos político-justicieros de mucho efecto mediático y pocos resultados.
El gobernador Yunes tiene un desafío mayor para entretenerse; si pretende eludir la responsabilidad del combate al crimen traspasando la tarea a la Federación, está equivocado; los 21 meses que le quedan en el poder podrían ser un infierno.
Recomendamos a Yunes no olvidar que a los políticos se les conoce por lo que hacen, no por lo que dicen…
EL MONJE ARAÑA: La fuga y persecución de Javier Duarte, ex gobernador de Veracruz, no es un caso para “la araña”, sino para muchas “arañas”, que “lo buscan, lo buscan y no lo buscan” en Centroamérica y Estados Unidos. No hay evidencia de que esté muerto, pero sí de que se está quedando pobre (¿?) y pronto tendrá que sacar la cabeza. ¿Ya nadie protege al “ex” y su “prole” coludida? ¿Sólo es cuestión de paciencia y jalar con destreza el hilo delgado de la telaraña?
@JoseCardenas1
josecardenas@mac.com
www.josecardenas.com