En esta vida no hay inicio fácil; sin embargo, los obstáculos representan oportunidades para crecer, para mejorar y demostrar de qué estamos hechos. Pues bien, Juan Carlos Osorio comenzó oficialmente con balón rodando su aventura con la Selección Azteca en 2016, y para ello tuvo que echar mano de una camada de jugadores que sacaron la cara, pero nos dejaron entrever que aún distamos del nivel al que queremos llegar a la continuación de las eliminatorias mundialistas, y a su vez, a la gran cita en Rusia.

Analicemos lo sucedido ante Senegal. Antes de que cayeran las anotaciones —mismas que sorpresivamente surgieron de jugadas por arriba y de lo que eternamente hemos carecido a la ofensiva—, el encuentro se había mantenido aletargado y somnoliento, sin mayor espec-táculo qué ofrecer o nombres a destacar. Incluso, el partido no resultó del todo interesante para la afición en Miami, pues el Marlins Park lució una pobre entrada que no se compara en absolutamente nada a otros cotejos en los que la gente ha respondido de mejor manera; hay que decirlo como es, el rival tampoco instó a mucho.

En cuanto al juego, México lució dominante, pero no pletórico; con el control de las acciones, pero sin maravillar; no fue hasta que llegó el centro de Cándido que terminó en remate con la testa de Dueñas que las aguas se calmaron, y la gente por fin pudo gritar un gol.

La lesión de Luis Montes, que afortunadamente no fue de consideración, abrió nuevamente el debate entre aquellos que se aferran a la idea de que jugar “partidos moleros” no trae buenos dividendos, y entre quienes opinan que a la Selección deben ir los mejores, sea cual sea el motivo por el que se juegue.

Después vino lo más destacado de los 90 minutos, ver en acción a la mancuerna que hicieron Lozano y Pizarro que terminó en el 2-0 final. No obstante, nos quedamos con las ganas de ver defendiendo el marco a Alejandro Palacios, cuya convocatoria también causó controversia en la semana, pero quien desafortunadamente no tuvo minutos en esta ocasión.

Las conclusiones: el aporte juvenil fue un éxito para la forma en la que se planteó el encuentro; el juego aéreo dio los resultados esperados; no se recibió gol; los cambios fueron acertados, ya que le dieron movilidad al equipo, haciéndolo más ofensivo y equilibrado, y pocos fueron los errores que se cometieron. Eso sí, hay que entender que éste no será el equipo que afrontará a Canadá en las eliminatorias mundialistas, y tampoco será un reto similar al que fue Senegal, por lo que hay que decir, sin que esto sea razón para preocuparse, que México aún tiene que trabajar fuerte en algunos puntos importantes para exponer un nivel que le permita encontrar resultados cómodos, y que a su vez le otorguen tranquilidad para lo que se viene.

Me parece, sin temor a equivocarme, que nuestra Selección necesitaba de un técnico que entendiera de formas, que profundizara en el estudio de los recursos humanos con los que cuenta para echar mano, y que a partir de ello, lograra una conjunción que inste al desarrollo de nuestro futbol. Éste me parece un inicio alentador de año, pero que necesitará de mucho trabajo colectivo.

Twitter: @InesSainzG

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