“Los aventamos al fondo del basurero”.

Eso fue lo que afirmó Bernabé Sotelo Salinas, El Peluco o El Botitas, uno de los “sicarios” de Guerreros Unidos que entre el 26 y el 27 de septiembre de 2014 recibió esposados, de manos de policías municipales, a un grupo de estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa.

Sotelo Salinas fue detenido a fines de enero. Su detención ocurrió en un momento en que a solicitud del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, GIEI, la investigación del caso Iguala se encuentra a cargo, ya no de la SEIDO, sino de la Subprocuraduría de Derechos Humanos de la PGR. El GIEI ha considerado al equipo de esta subprocuraduría como “de confianza” (La Jornada, 20 de octubre de 2015).

En declaraciones rendidas por sus cómplices —la de Jonathan Osorio, entre otros— consta que El Peluco fue uno de los que ayudó “a hacer la parrilla o plancha” en la que los cadáveres de un grupo de normalistas habrían sido calcinados; consta que El Peluco revisó las pertenencias de los alumnos secuestrados y pasó la noche atizando el fuego.

Sotelo Salinas pudo dar ahora su propia versión. En su declaración, que ya se encuentra en manos del Poder Judicial, el basurero de Cocula ocupa nuevamente un lugar preponderante: confiesa haber trasladado a varios alumnos hasta ese sitio.

Le preguntan si sabe qué actividades llevaban a cabo los miembros de Guerreros Unidos que estaban esa noche en el basurero. Responde que esas personas “estaban allá para realizar el trabajo con los estudiantes que trasladaron a ese lugar”. Le preguntan si los alumnos iban amarrados. Responde que “iban esposados con las esposas de los municipales, uno de la mano del otro”.

Le piden que diga de dónde eran los policías que entregaron a los estudiantes a los miembros del grupo criminal. Responde que eran “policías municipales de Iguala”, que los reconoció por los uniformes y el logo de las patrullas.

Le preguntan cuántos alumnos trasladaron al basurero de Cocula, y de qué modo iban acomodados “en la camioneta estaquitas de 3 y ½ toneladas”. Dice que iban “varios” estudiantes, “pero me lo reservo”. Dice también que los alumnos iban acostados, “pero en otro momento les diré cómo”.

Le preguntan más tarde en qué parte de la camioneta iba él, quién comandaba al grupo de sicarios. Dice que él iba en la parte de atrás, “cerca de la parte final de la batea, junto con las personas que trasladamos”. Dice que el hombre que comandaba al grupo era El cabo Gil, que ya está detenido”.

Le piden que describa el basurero.

Sotelo Salinas explica: “Pues es un basurero, es una tipo cañada que se ocupó como basurero. Tiene una parte plana y tiene una bajada y a los lados tiene cerro”.

“A quién le entregaron a los estudiantes los policías municipales de Iguala”, lo interrogan. El Peluco responde: “Al Memín, que iba manejando la camioneta de 3 y ½ toneladas, él iba manejando, yo iba de acompañante y la entrega se realizó en Loma del Coyote”.

Afirma después que varios alumnos llegaron muertos al basurero: le preguntan cómo bajaron los cuerpos de la camioneta. “Yo estaba arriba con El Chequel, aventábamos los cuerpos entre los dos para abajo, en la parte de abajo estaban El Pato y El Jona… yo nada más iba aventando”, declara.

Le preguntan luego:

“Que diga el compareciente dónde dejaron a las personas que quedaron sin vida”.

El Peluco responde:

“Los aventamos al fondo del basurero”.

Es el momento en que Jonathan Osorio, entre otros, afirman que El Peluco ayudó “a hacer la parrilla o plancha”.

Año y medio más tarde, frente a otro equipo de investigación, reaparece el lugar prohibido. El basurero que está en Cocula.

Así que la Procuraduría General de la República y el GIEI están metidos en un problema. Porque la brecha entre ellos se sigue abriendo.

@hdemauleon

demauleon@hotmail.com

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