Se cancela ipso facto el empleo de recursos públicos para cualquier forma de publicidad que ensalze, glorifique, celebre, festeje, aplauda, vitoree, aclame, encomie, pondere o loe a cualquier miembro de la clase política (los tres poderes, los gobiernos federal y locales, los jefes de paraestatales y descentralizadas, etc.) por la razón que sea.

Se cancelan los viajes de senadores y diputados a encuentros, congresos y sesiones de cualquier tipo fuera de la ciudad sede del Poder Legislativo. Si tienen algo que decir, o escuchar, o aprender en foros nacionales o internacionales, lo harán por videoconferencia, para no roer al erario y para no padecer el cambio de horario ni distraerse con las tiendas, cabarets, minibars, burdeles y restorantes de París, Madrid, Praga, Nueva York o Campeche.

Se cancela la compra de automóviles para la clase política en general, así como el pago de combustible, choferes y guaruras. Si el político debe ir a trabajar que vaya en su propio auto. Si no sabe manejar, que maneje un chofer pagado por el político. Si no quiere usar chofer, que llame a un uber o a un taxi. Si no quiere ni uber ni taxi, que use el transporte público. Si no quiere transporte público, que camine. Si no quiere caminar, que no sea político. Ventajas: ahorro y un trato con la realidad que le ayudará a legislar con conocimiento de causa.

Se cancela el pago de gastos de telefonía y la compra de teléfonos inteligentes y tabletas electrónicas para toda la clase política. Si quiere cualquiera de esas cosas, que las pague de su bolsa, como cualquier ciudadano.

Se cancela el pago del salario de asesores a legisladores. Necesitar asesores es un modo de reconocer que mintió cuando dijo en campaña que “yo sé cómo hacerlo”.

Se cancela el pago de viajes de los legisladores a sus lugares de origen. Si tiene algo que negociar con sus representados, que lo haga por videoconferencia y redes sociales. Si quiere visitar a su familia, que se pague su boleto de avión. Si no puede vivir lejos de su familia, o de su terruño, o de sus compadres, que no sea legislador federal y listo.

Se cancelan las inserciones pagadas en la prensa para avisar a los legisladores cuándo y dónde es la siguiente sesión. Si es incapaz de llevar una agenda, no debe ser legislador.

Se cancela el pago de seguros médicos mayores a los políticos en general. Si quieren uno, que lo paguen con su dinero. Si se enferman que vayan al IMSS o paguen un médico privado.

Se cancela la exención de impuestos a los miembros del Poder Legislativo, así como toda forma de apoyos, compensaciones, sobresueldos, ayudas y ayuditas.

Se cancela el pago de cualquier comestible o bebestible para los legisladores, lo mismo que cenas, comidas, desayunos, tentenpiés y fiestas de fin de año. Si los legisladores quieren refresquito o cafecito que vayan a comprarlo, o que lo lleven de su casita en una cantimplora. Si quieren ir a comer, que vayan a comer y paguen con su dinero. Si quieren fiesta, igual. Como todos.

Se cancela la entrega de dinero público a los partidos políticos. Si los partidos quieren dinero, que se lo den sus militantes y sus legisladores. Si alegan que se corre el riesgo de que el narco o los intereses especiales intervengan en los partidos, ya están reconociendo que son comprables y que, por ende, no deben ser partidos.

Se cancelan las compras o rentas de aviones, avionetas y helicópteros para toda la clase política. Si el gobernador Jasón Espectáculo Moreno quiere volar en helicóptero para ir a informar cuánto ama a la ecología, que lo pague de su bolsa. Es más, se cancela el uso de helicóptero para toda la clase política. Y ya de una vez: se prohibe a la clase política decir siquiera la palabra “helicóptero”.

Se prohibe a los gobernadores asistir a los informes de gobierno de otros gobernadores. Si realmente le interesa mucho al gobernador Emmanuel Páncreas saber qué informa el gobernador Erick Esófago, que vea el informe por Internet. Si hay 33 gobernadores y cada uno informa seis veces, son 198 informes. Ventajas: cada gobernador tendrá 192 días laborables más por sexenio. Desventajas: cada gobernador tendrá 192 días más para gobernar por sexenio…

(Y ahí fue cuando desperté y el dinosaurio todavía estaba etcétera.)

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