En el corte de caja posterior a la conclusión del periodo vacacional, una vez más, la industria turística del país habrá de reportar muy buenos resultados —en términos generales y salvo la afectación de los destinos damnificados por el conflicto impulsado desde la CNTE—. Ello a pesar de que el conjunto de la economía sigue avanzando tímidamente, en contraste con un robusto movimiento de recepción de turistas internacionales que se beneficia de la fortaleza de la economía norteamericana y de una ventajosa posición cambiaria.

De cara al inicio del ciclo de discusión del presupuesto público federal, este ventajoso desempeño debería ser impulsado como un tema central, pues atrás del desplazamiento de las corrientes de visitantes, no hay ninguna duda de que se produce un efecto que contribuye a mejorar las condiciones de vida de quienes habitan en las comunidades receptoras.

Por aquello de que nadie es profeta en su tierra, y pensando que al turismo le acaba pasando lo mismo que refleja el refranero popular, parece oportuno compartir los resultados de un trabajo de investigación que ha dado a conocer Skift (empresa dedicada al estudio de tendencias en la industria turística) en el que se analiza el impactante beneficio que ha producido el turismo en Islandia luego de la quiebra financiera que viviera este país en medio de la crisis y recesión global de 2008. Vale la pena tener presente que en palabras de The Economist el colapso bancario islandés ha sido el mayor en proporción al tamaño de su economía en la historia; la moneda se devaluó entre 2007 y 2009 a la mitad, y el desempleo se triplicó.

Sin olvidar la erupción volcánica ocurrida en abril de 2010, Islandia encontró en el turismo una vía para atraer ahorro externo, generando nuevas alternativas económicas para un importante número de personas.

En el año 2010 se recibieron en este país a un poco menos de 500,000 turistas internacionales. Entre dicho año y 2015 la tasa media de crecimiento de esta corriente de visitantes ha observado un crecimiento de 21.6% y es muy probable que al cierre de 2016 se rebasan los 1.6 millones de turistas internacionales. En el mismo periodo la oferta hotelera regular se ha incrementado en 42% y tan solo el emblemático portal de economía colaborativa encargado de comercializar alojamiento, Airbnb, ofrece más de 4,000 habitaciones en Reikiavik.

Conforme las cifras de la Oficina de Estadísticas de Islandia, en 2010 el turismo contribuía con 3.4% del PIB del país; para 2013 lo hacía con 4.6% (casi un 40% de crecimiento en cuatro años), de forma tal que en el periodo 2010-2013 el PIB turístico creció en promedio casi cuatro veces más que el PIB de todo el país. En 2007 había 8,400 personas trabajando en industrias relacionadas con el turismo —empleo turístico—; estimándose que para 2014 este número había crecido hasta alcanzar los 21,600. En tanto que el empleo en Islandia creció en 6% de 2010 a 2014, en turismo lo hizo en un 37.6%. Por cierto, el desempleo está próximo a alcanzar los niveles previos a la crisis.

Hoy en día, de acuerdo con Skift, el turismo es la principal industria de Islandia habiendo rebasado tanto al aluminio y a la pesquería; de contribuir con 18.8% de las exportaciones en 2010, ahora lo hace con 35%, colocándose como la principal fuente de divisas.

Es claro que estos niveles de crecimiento generan presiones importantes sobre los recursos naturales, la infraestructura y la propia cultura, de tal suerte que hay un profundo debate sobre cómo debe moldearse el futuro de la industria… pero sin renunciar a ella. Un apunte final sobre el potencial el turismo en Islandia es que el Consejo Mundial de Viajes y Turismo estima que para 2025 el turismo dará empleo a 50,000 personas, una cuarta parte de la fuerza laboral de esta nación.

En realidad, aunque el ejemplo de Islandia es emblemático, en México el turismo ha probado, sobradamente, su capacidad para generar bienestar. Sería un desastre que ante las presiones que habrá de enfrentar el presupuesto para el próximo año, se le escatimen los pocos recursos que tradicionalmente, se le asignan. La Secretaría de Hacienda y el Congreso deberían tener en cuenta que lo que es bueno para el turismo, es bueno para México.

Director de la Facultad de Turismo y Gastronomía de la Universidad Anáhuac México.

 @fcomadrid

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