Las vueltas que da la vida caray, la semana pasada dediqué mi columna al compromiso y corazón dentro del campo que mostraron mis Águilas del América en la eliminación ante la UNAM en semifinales, y ahora, una semana después, tristemente se hizo un “papelón” en el Mundial de Clubes en Japón.

Escuché muchos comentarios sobre el partido tan anhelado entre al América y el Barcelona en el Mundial de Clubes, pero se nos olvidaba que antes habría que ganar con humildad al primer rival, el Guangzhou, que comanda el entrenador y viejo lobo de mar ‘Felipao’ Scolari y que finalmente, en 10 minutos, terminó con todas las ilusiones del equipo americanista y su afición. Incluso observé que el dueño del equipo, Emilio Azcárraga, viajó hasta Japón para apoyar al equipo de sus amores, pero las cosas definitivamente no fueron como se esperaba.

Fracaso total, no queda otra palabra por la magnitud e importancia que significa el Mundial de Clubes, además de la grandeza americanista que en esta ocasión quedó manchada y con una deuda enorme para la afición del equipo más polémico, amado y odiado del futbol mexicano.

Dos cosas principalmente se vienen para resolver en los próximos días en el Nido de Coapa: primero, el lamentable hecho ante el mundo futbolístico de observar a dos jugadores del América que al final del juego se encararon como fueron Sambueza y Quintero; en semanas anteriores hubo un altercado en el entrenamiento, pero son cosas del futbol y muy en la interna del club al ser entrenamientos competitivos; sin embargo, llevar esta violencia hasta el campo de juego no puede calificarse de otra forma más que de un suceso vergonzoso, no hay más.

La otra situación de la que hablo y que tendrán que tomar cartas en el asunto, es la continuidad de Nacho Ambriz. Lo escuché nervioso en su conferencia de prensa, poniendo en duda su cargo y afirmando que está en manos de los directivos, asumiendo toda la responsabilidad del fracaso americanista.

Habrá que analizar lo bueno y lo malo que se hizo durante el torneo, porque también el cambiar constantemente de entrenadores es muy difícil para un equipo, sin embargo, sólo el mismo dueño, Emilio Azcárraga, y todos los involucrados en las altas esferas deberán decidir lo mejor para las Águilas, porque son ellos quienes saben perfectamente cuál es la situación de este América que ha quedado a deber.

Amigos, no se olviden de alimentarse sanamente. Hasta la próxima.

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