En varias ocasiones, el presidente Peña Nieto dijo que prefería mantener al equipo que hacer cambios. Ayer, en horas bajas, con desafíos formidables en el corto plazo y a días de un Informe de Gobierno con poco que presumir, finalmente cambió. Por eso la nota sobre los nombramientos bien podría ser el conocimiento de con quién tomó la decisión de hacerlos.

¿Lo hizo con su jefe de gabinete? ¿Con su consejero Videgaray? ¿Con su mancuerna de Los Pinos, Aurelio Nuño? ¿Consultó al presidente del partido? ¿Habló con cada uno de ellos? ¿Decidió en solitario?

La ratificación de los vicepresidentes es otra nota. Miguel Ángel Osorio no sólo libró la crisis de El Chapo, lucía ayer tan fuerte como en sus buenos momentos. Y no hay duda que Luis Videgaray y su gente conducirán la nave en la tempestad financiera. Notable victoria de ambos a mitad de sexenio.

Con Osorio y Videgaray, el Presidente conserva dos ases en la mano para lo que venga rumbo a 2018. Par que con Manlio Fabio Beltrones forma un tres para blofearle a quien se ponga guapo. Y hay ya una cuarta carta que, por fin, toma pista con José Antonio Meade como secretario de Desarrollo Social. Si mueve ligeramente las cifras y percepciones de pobreza y transita con soltura de Buckingham a Cochoapa el Grande, podría ser parte del pelotón delantero en el sprint del 18. Difícil, pero no descabellado.

Complicada la posición de Aurelio Nuño. Deja el invernadero para tratar de florecer en la hierba de una SEP de donde nadie ha salido robustecido políticamente en 22 años, desde que Ernesto Zedillo se sumó como segundo a la campaña de Luis Donaldo Colosio. Si en 18 meses obra el milagro de que la reforma educativa le alegre el rostro al país, sería una quinta carta por mérito propio.

La nueva canciller Claudia Ruiz Massieu es una incógnita y, literalmente, un as bajo la manga. El Trump moment le abre una oportunidad única para brillar. Buena circunstancia para recuperar una pizca del nacionalismo revolucionario que conoce desde la cuna.

Una nota más sería el aterrizaje de dos personajes que quizá merecían mejor destino. Rosario Robles y José Calzada quedan al frente de encomiendas que parecen menores a sus potenciales. Y expectativas.

El descabezamiento de la Coordinación Nacional Antisecuestros es una maniobra de riesgo del Presidente. Saca a uno de los contados colaboradores con récord positivo para llevarlo a la devoradora Comisión Nacional de Seguridad. Renato Sales será el tercer comisionado con el mismo jefe Osorio Chong y el mismo jefe de la Policía Federal, Enrique Galindo.

Una nota postrera sería la manera en que se marchan por la puerta de atrás los veteranos del peñanietismo, Emilio Chuayffet, Jesús Murillo Karam y Enrique Martínez y Martínez. Hay un toque de derrota generacional en ello.

MENOS DE 140. Es alta demanda de invitaciones para la ceremonia del Informe el miércoles. Mayor que la del año pasado.

gomezleyvaciro@gmail.com

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