Joaquín López-Dóriga pareció celebrarlo con una ligera, brevísima sonrisa y un “continuamos”. Fue en un intercorte del Noticiero del lunes. Sin que ninguno de los dos consorcios acompañara el hecho con un boletín de prensa o una declaración, sin aviso previo, Telcel volvía con un anuncio a la pantalla del Canal de las Estrellas. Terminaba el “boicot comercial” de 51 meses de Grupo Carso contra Televisa. Puede decirse que termina con un triunfo para la televisora. Y también para el grupo de la familia Slim.

La historia es conocida. Las tensiones entre Televisa y Grupo Carso reventaron el 1 de febrero de 2011 con el retiro de la publicidad. Grupo Carso alegaba que no aceptaría el aumento de 20% en las tarifas impuesto por Televisa, pero a los pocos días quedó claro que el asunto iba más allá. Se trataba de un pleito público, sonoro y en los tribunales. Fue el momento de los cintillos y los desplegados en los diarios, de los spots ofensivos, las denuncias ante la Comisión Federal de Competencia y contra la participación de Telmex en la sociedad Dish México (que Telmex negó siempre).

El 2011 fue un año de una agresividad extraordinaria, el punto más alto de la confrontación, al menos en público. La llegada del nuevo gobierno y la inminencia de una reforma a la Ley de Telecomunicaciones aquietaron las aguas. A principio de 2014, el flamante Instituto Federal de Telecomunicaciones determinó que Televisa era agente preponderante en televisión abierta y América Móvil en telecomunicaciones. La ley se aprobó semanas después. Los dos consorcios redefinieron estrategias. Un conflicto como el de 2011 parecía no tener demasiado sentido.

Las empresas de Grupo Carso siguieron reportando números espectaculares y se multiplicaron las noticias sobre la diversificación en territorios y ramos, como el energético, con la consolidación de Carso Oil & Gas.

Televisa continuó con su exitosa marcha en contenidos y telecomunicaciones, rotundamente expresada en las cifras del primer trimestre de 2015: crecimiento de 17% en las ventas y 52% en las utilidades, respecto del mismo periodo del año anterior.

Ni Televisa necesitó en esos 51 meses a Grupo Carso como anunciante, ni Grupo Carso se desinfló al ausentarse de las pantallas y medios de Televisa.

Quizá el inminente arribo de AT&T al mercado mexicano (se habla de paquetes y tarifas que, literalmente, revolucionarán el negocio) motivó a Grupo Carso a ponerle punto final al “boicot” contra Televisa. Los directivos de excelencia en ambas empresas habrán comprendido que las condiciones y los tiempos son otros. Y que una guerra como la de 2011 es fútil. Es historia.

A su manera, los dos pueden considerarse ganadores.

MENOS DE 140. ¿De dónde está saliendo tanto dinero para la campaña de Silvano Aureoles? ¿Del gobierno federal?

gomezleyvaciro@gmail.com

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