La decisión tardó, pero llegó finalmente: Tomás Zerón ya no despacha en la Procuraduría General de la República. Ya no es más el jefe de la Agencia Central de Investigación. Ya no tiene que ver, por ahora, con la justicia penal.

El dato no deja de ser sorprendente. Zerón tiene amigos muy bien ubicados en Los Pinos y había aguantado ya varios meses de tormenta mediática y política ¿Por qué removerlo de su cargo en estos momentos? Van algunas reflexiones al vuelo:

1. Primero lo primero. El responsable último de la caída de Tomás Zerón se llama Tomás Zerón. Dado el nivel de escrutinio nacional e internacional en el caso Ayotzinapa, era indispensable que la investigación fuera impecable, a prueba de balas. Y, por donde se le mire, no lo es (sin importar lo que opine cada quien sobre la “verdad histórica”). Con recursos sin precedentes a su disposición, Zerón acabó armando un caso que depende casi por completo de las confesiones de los inculpados. Sólo por eso, más que merecía irse.

2. ¿La salida de Zerón parece estar vinculada con la dimisión, dos días antes, del titular de la Visitaduría General de la PGR (el equivalente a la unidad de asuntos internos), César Alejandro Chávez Flores? Tal vez, pero no he podido confirmarlo. En abril pasado, tras la revelación hecha por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de que Zerón realizó diversas actuaciones que no obran en el expediente (y que pudo haber sembrado evidencia), la Visitaduría inició una investigación sobre esos hechos. Hasta donde he podido averiguar, esa indagatoria está lista o casi lista y los resultados no son favorables para el exjefe de la AIC. Con ese expediente en mano, la Procuradora Arely Gómez pudo haber forzado la salida de Zerón, con quien llevaba una mala relación desde hace meses. La concesión pudo haber sido el reemplazo del Visitador General. Esto, sin embargo, no es más que especulación.

3. La difícil relación entre la PGR y los padres de las víctimas de Ayotzinapa está también detrás de la salida del funcionario. Desde abril, los padres de familia y sus representantes legales habían exigido el cese (y una investigación en contra) de Zerón y, en agosto pasado, habían convertido esa demanda en exigencia innegociable para regresar al diálogo con la PGR. La caída de Zerón fue, según una fuente del gobierno, un gesto para “generar con la confianza con los padres”. Está aún por verse si el gesto logra su cometido (las primeras señales no son alentadoras).

4. Zerón no recibió un ascenso, pero sí un refugio. La Secretaría Técnica del Consejo de Seguridad Nacional es un oscuro puesto burocrático, con muy poco presupuesto y menos peso en la toma de decisiones. Comparado con los recursos a su disposición en la AIC, esto es una democión indudablemente. Pero, aun así, es un nombramiento que no debió de haber recibido. Al fin y al cabo, sigue bajo investigación en la PGR y esa indagatoria puede detonar un proceso penal ¿Por qué entonces poner en riesgo de un nuevo escándalo al Presidente de la República y a la vez anular el gesto que la PGR presuntamente quiso tener con los padres? Porque, al parecer, la lógica dominante de esta administración es proteger a los amigos, cueste lo que cueste (allí está Alfredo Castillo como otro ejemplo).

En resumen, es buena noticia que Tomás Zerón ya no despache en la PGR. Es (muy) mala noticia que aún tenga cargo público.

EN OTRAS COSAS. Mañana habrá que estar pendiente de las cifras mensuales de incidencia delictiva, correspondientes al mes de agosto. Mi estimación para el número de víctimas de homicidio: entre 2000 y 2100.

alejandrohope@outlook.com.

@ahope71

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