¡Y qué forma de fraccionar el voto en Veracruz! Vayamos hacia atrás. En tierras jarochas se daba por hecho que la alianza PAN-PRD no se concretaría. Se veía muy lejana. Se lo afirmo: cuando los dirigentes nacionales de ambos partidos la anunciaron, en círculos priístas y gubernamentales no daban crédito. Sintieron "pasos en la azotea".

Era lógico, la unión del blanquiazul con el decaído Sol Azteca abanderando a Miguel Ángel Yunes Linares sonaba poderosa. Había quienes lo veían como cuestión de esperar al 5 de junio para oficializar el resultado, más aún tomando en cuenta la imagen del Gobierno en turno con la opinión pública veracruzana. El verdugo del duartismo estaba por llegar.

No podían quedarse "dormidos en sus laureles", y para debilitar la alianza opositora, echaron a andar, en dos grandes etapas, la estrategia del "Divide y Vencerás". Primero, impulsaron desde el cuarto de guerra electoral, sea cual sea la sede, oficial o no oficial, la llegada de personajes dolidos con Yunes Linares como candidatos al Gobierno por otras vías, panistas cuya opinión no fue tomada en cuenta por el CEN del blaquiazul.

De esta forma, "impulsados y apoyados", el ex panista de hueso colorado, Juan Bueno Torio, logró la candidatura independiente; después, el ex dirigente del PAN en Veracruz, (precursor en su momento de Miguel Yunes), Alejandro Vázquez Cuevas, se adjudicó la de Encuentro Social; días más adelante, Alba Leonila Méndez, reconocida blanquiazul, firmó con el Partido del Trabajo su aspiración para suceder a Javier Duarte.

Es correcto, los tres ex panistas molestos con su partido y Yunes Linares, le robarían, cada uno por su parte, una buena cantidad de sufragios, cuando menos 3 puntos porcentuales en conjunto, unos 90 mil votos efectivos, mismos que en una elección cerrada pueden ser la diferencia entre ganar o perder. La estrategia siempre fue debilitar la alianza opositora, con este trío se cubría una parte.

Para consolidar el "Divide y Vencerás" hacía falta crecer al partido político más cercano en preferencias a Yunes Linares, y por supuesto, que no fuera el propio PRI. De esta manera, aunado a su ya buen posicionamiento en el estado, Morena, sorprendentemente, de manera vertiginosa, escaló puntos, y así, los votos que perdía Miguel Yunes por sus escándalos mediáticos, los abrazaba mucho más Cuitláhuac García que el propio Héctor Yunes Landa, pero eso no importaba, la intención era dividir, fraccionar, pulverizar.

No puedo aseverar, de ninguna manera, que existe o existió un pacto entre Morena y el PRI en Veracruz. Sin embargo, estoy en condiciones de confirmar que la estrategia del "Divide y Vencerás" es real, fue pensada, operada y continúa vigente. La segunda etapa, consistente en que López Obrador levantara aún más sus abultadas preferencias para evitar la alternancia en suelo jarocho, va viento en popa. Veremos si no se les pasa la mano y acaban ganando. Otro tema será observar las probables consecuencias de esta operación hacia el 2018, en opinión del tricolor.

El 5 de junio veremos en suelo jarocho una votación con tres grandes porcentajes y cuatro minoritarios. La historia electoral en el estado indica que las elecciones en tercios benefician al PRI, la no alternancia en el poder lo confirma. Aún queda campaña por delante. Veremos pues, en pocos días, cuáles son los resultados finales del "divide y vencerás" veracruzano; sin duda, todo un caso.

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