Hemos concluido un fructífero periodo ordinario de sesiones en el que el Senado de la República aprobó una gran cantidad de instrumentos legales y cumplió a cabalidad con sus funciones constitucionales, pensando en todo momento en el bienestar del país.

En el primer periodo del tercer año de ejercicio de la LXIII Legislatura, los senadores del PRI reafirmamos nuestro compromiso con la transformación de México, acompañando con convicción y energía el proyecto de nación impulsado por el presidente Enrique Peña Nieto y construyendo acuerdos parlamentarios con el resto de las fuerzas políticas. En ese sentido, hemos concebido la pluralidad no como un obstáculo, sino como una condición imprescindible y deseable para la construcción de soluciones integrales de largo plazo a los problemas colectivos.

Como en periodos anteriores, el diálogo y la madurez democrática de los actores políticos comprobaron su vigencia, logrando con ello una elevada productividad legislativa que, independientemente de los números, significa contar con herramientas jurídicas e institucionales más efectivas para responder a las demandas de la ciudadanía.

Algunas cifran reflejan esta capacidad para ponernos de acuerdo por el bienestar común. En este periodo aprobamos más de medio centenar de reformas a diversas leyes, avalamos tres reformas constitucionales, expedimos nuevas legislaciones y aprobamos cinco instrumentos internacionales, que buscan obtener beneficios para los mexicanos, reforzando los vínculos de cooperación de nuestro país con el exterior.

Por otro lado, también aprobamos casi 300 proposiciones con punto de acuerdo, un mecanismo que le permite a la Cámara Alta intervenir y pronunciarse sobre los temas de interés público a nivel local, nacional e internacional.

En el ejercicio de sus facultades de control constitucional y político, el Senado de la República aprobó casi 90 nombramientos de distintos cargos judiciales, diplomáticos, organismos autónomos y de la administración pública. Vale la pena subrayar que en todos estos casos se actuó con la máxima seriedad y responsabilidad, examinando con detenimiento cada uno de los nombramientos para garantizar que los servidores públicos elegidos trabajen por México de manera profesional, autónoma, objetiva y honesta, como estoy convencido de que así sucederá.

Resulta imposible detallar en este espacio los resultados legislativos obtenidos, por lo que sólo me limitaré a mencionar brevemente algunos de ellos, como muestra de lo mucho que podemos lograr cuando a todos nos queda claro que por encima de todo, México nos une.

A nivel constitucional, pudimos concretar la reforma política de la Ciudad de México, se modernizaron las disposiciones en la adquisición de la nacionalidad mexicana y se aprobó la desindexación del salario mínimo, un paso indispensable para la recuperación del poder adquisitivo de una manera viable y responsable.

Es importante destacar la aprobación de la nueva Secretaría de Cultura y, en cuanto a nuevos ordenamientos, expedimos la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública, la Ley de Transición Energética, la Ley en materia de Derecho de Réplica, Ley Federal para Prevenir y Sancionar los Delitos Cometidos en materia de Robo de Hidrocarburos, y las leyes reglamentarias de los artículos 29 y 33 constitucionales que fortalecen el respeto a los derechos humanos.

Nuestra vocación reformadora se tradujo en una inmensa cantidad de modificaciones a distintos ordenamientos, que buscan adecuar el marco jurídico nacional a los retos actuales del país en materia de educación, salud, atención a grupos vulnerables, desarrollo rural y social, protección del medio ambiente, vivienda y fomento a las pequeñas y medianas empresas, tan sólo por nombrar algunas de las cuestiones que fueron objeto de análisis y debate en este periodo.

Evidentemente, quedaron en el tintero pendientes legislativos. Las reformas en materia de seguridad y justicia, la legislación secundaria del Sistema Nacional Anticorrupción, las leyes generales en materia de desaparición forzada y tortura, son ejemplos de los temas en los que seguiremos privilegiando el diálogo, evitando toda forma de imposición y llamando a la participación ciudadana para que acompañe el proceso legislativo en estos y otros asuntos de la máxima trascendencia para el país.

La conclusión del periodo ordinario no significa que dejaremos de trabajar en los pendientes de la agenda legislativa. Los senadores del PRI continuaremos privilegiando el diálogo y tendiendo puentes con el resto de las fuerzas políticas para responder oportunamente a las necesidades de los mexicanos, bajo el liderazgo del presidente Enrique Peña Nieto.

Coordinador del Grupo Parlamentario del PRI en el Senado

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