Por: Cristina Hernández

La Zona del Silencio está en el Bolsón de Mapimí, Durango. Es un lugar lleno de misterio por los mitos que han surgido desde años atrás cuando el cohete Athena atravesó los cielos del estado. Los habitantes de poblados cercanos vieron  una bola de fuego y de inmediato se alarmaron porque lo relacionaron con la llegada de los jinetes del Apocalipsis.


Fue en 1970 cuando el cohete de la NASA se estrelló a 6 kilómetros del rancho de San Ignacio, cerca de la Zona del Silencio, presuntamente por un problema técnico. Coincidió con la llegada de un hombre llamado Harry de la Peña quien llegó a Ceballos, Coahuila, en busca de petróleo. Se sorprendió al notar “cosas raras” en el lugar, como la falla de las frecuencias en las ondas de radio. Así fue como se corrió el rumor.

Desde entonces, la gente llegó en búsqueda de situaciones paranormales relacionadas con fenómenos mitológicos o falta de explicaciones científicas a las que no se les atribuye ninguna explicación lógica.

Llegando al pueblo de Mapimí, en la Comarca Lagunera, está un letrero que indica la dirección hacia la Zona del Silencio. Dirige a los turistas hacia un camino en línea recta mal pavimentado. La llegada se anuncia por comunidades abandonadas como si fueran pueblos fantasmas.

En el rancho de San Ignacio hay un cerro cuyo magnetismo, según las creencias, puede causar un efecto similar al del Triángulo de las Bermudas. También se le ha relacionada por la presunta coincidencia geográfica que tienen estos puntos junto con las pirámides egipcias.

Las principales leyendas dicen que al llegar, todo se queda en silencio, se pierde la señal de radio, se paran los relojes, los coches no arrancan y las brújulas se vuelven locas; aunque algunos dicen que son sólo rumores del lugar.

Otros hablan de luces en forma de prisma que coinciden con objetos voladores no identificados. Algunos científicos han dicho que, por sus características,  la Zona del Silencio sería un sitio idóneo para establecer una base de lanzamiento de naves o una planta nuclear.  Después de varios estudios se comprobó que la zona está totalmente magnetizada y las ondas de radio no pueden propagarse, esa es también la razón por la que las brújulas y relojes fallan. 

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