El día 26 de enero, en el marco de la celebración del Día Internacional de Protección de Datos Personales, representantes del Poder Legislativo, Judicial y Ejecutivo se pronunciaron respecto de dos temas: la necesidad de unidad nacional en nuestros tiempos aciagos y la protección de datos personales en estos momentos clave. Ambos son temas cuyo valor excede la coyuntura, aunque precisamente la coyuntura permite hacer notar su cercanía.

La primera razón que une estos dos asuntos es muy simple: a la unidad se apela sobre todo mediante la defensa de los derechos humanos universales, inalienables, irrenunciables, indivisibles. Aquí no solo son voces nacionales las que urgen a la unión, representantes de gobiernos de otros países democráticos, escritores y pensadores, premios Nobel, artistas, entre muchos actores sociales a lo largo y ancho del mundo han expresado su angustia ante las acciones que la presidencia del vecino país del norte ha iniciado, y que nulifican y pisotean precisamente los derechos humanos.

La protección de datos personales es uno de esos derechos que atraviesa por momentos tensos fruto de decisiones políticas estadounidenses. Existe en su contra la pretensión de diferenciar la protección de la privacidad entre norteamericanos y no norteamericanos, afectando con ello normas, tratados, economías y, desde luego, derechos. Como instituto nos corresponde estar pendientes de los agravios que pudieran existir en este sentido, puesto que si no se establece una clara línea de defensa de los intereses generales se corre el riesgo de desandar décadas de avance, no solo en este terreno, sino también en lo relativo a igualdad de género, libre expresión de las ideas, no discriminación, inclusión de grupos vulnerables, entre otros temas.

En segunda instancia, a la unidad se puede apelar por la vía del respeto absoluto de las leyes. Somos un Estado de Derecho y en ese sentido, parafraseando al ministro Luis María Aguilar, cada mexicano es un elemento en la defensa del país y tiene en su diario actuar la posibilidad de engrandecer esta nación a través del respeto absoluto de las normativas. Precisamente el mismo 26 de enero, se publicó en el Diario Oficial la Ley General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados, la cual cierra la pinza para el ejercicio del derecho que en el ámbito privado ya se había dado. Toca ahora al Inai y a los otros órganos garantes asegurar la ejecución de la ley en sus términos, y a la ciudadanía exigir su respeto.

Con estas directivas legales ya en marcha, me parece que el Inai está llamado a ser una institución medular en la lucha por ese México que queremos construir y para el que lo necesario se ha vuelto indispensable y lo aplazable, inmediato. En este sentido, me honra presidir sus trabajos, en coordinación con mis compañeros comisionadas y comisionados. Ante estos momentos tan interesantes, frente a esta oportunidad histórica de redefinición de lo nacional, daremos lo mejor de nosotros, lo cual incluye, de entrada, los esfuerzos de austeridad institucional de los que ya hemos hablado en otros foros.

El último llamado a la unidad es el que uno se puede hacer a uno mismo. Esto es, hacer una apelación personalísima a ser congruentes con ese respeto que exigimos a los otros, aplaudir la fortaleza que implica nuestra diversidad, mostrar solidaridad con los demás en cualquier circunstancia, exigir con inteligencia, para nosotros y los otros, el respeto de los derechos que tenemos reconocidos.

Desde lo institucional, con metas claras, no solo no descansaremos en nuestro esfuerzo por garantizar el ejercicio de los derechos que esta autonomía tutela, sino que buscaremos y encontraremos, sin duda juntos, maneras para lograr que el trabajo impacte en la mejora de las condiciones que tenemos como país.

Comisionada presidente del Inai.
@XimenaPuente

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