Ahora que vienen cambios de gobierno en doce estados de la República Mexicana, será trascendente que en el manejo del deporte de dichas entidades y los municipios que las integran se trabaje una estructura con bases sólidas, proyectos encabezados por gente con la capacidad técnica y administrativa para dirigirlos, pero sobre todo, que no vean este puesto como la llave para engrosar sus bolsillos.

Es indignante que en México,  los funcionarios a quienes se les confía el deporte en los estados y municipios sean personajes son ajenos al tema y que sean designados como un premio a su trabajo en la campaña del candidato que ganó al final ganó la elección.  Todo eso debe de cambiar para bien no solamente de los atletas de alto rendimiento, sino de la población en general, que espera mejores programas de activación física para combatir los conocidos problemas de salud.

Pero para que esto suceda, quienes sean designados como los dirigentes del deporte en los estados y municipios deben entender lo fundamental que será el trabajo coordinado con el Gobierno Federal, con el Sistema Nacional de Cultura Física y Deporte (SINADE), que es el encargado del fomento, desarrollo y proyección de las actividades en todos los niveles.

Recordemos que iniciarán seis años de gestión, pero que no los deben ver como solamente esos seis años sino como la oportunidad de dejar una base para que su trabajo se retome con el gobierno que venga después y que no se corten los avances que puedan lograrse a partir de esta planeación en la que deben involucrarse con los dirigentes de las Asociaciones para organizar, planificar eventos,  trabajar el alto rendimiento, fomentar el deporte para todos y por supuesto combatir la obesidad.

La clave, en todo caso, será el trabajo combinado del Gobierno del Estado, Asociaciones Estatales, la CONADE, el COM y las Federaciones Nacionales. Esto dará la oportunidad de homologar los esfuerzos para que el deporte avance de manera conjunta y no con impulsos individuales que terminan por ceder ante la apatía de quienes no buscan trabajar por el desarrollo deportivo de nuestro país.

En cuanto al manejo de recursos, que se ha recortado precisamente por esos los malos manejos de algunos personajes, también deben tener en cuenta las posibilidades de hacer autofinanciable el deporte en las entidades. Necesitan entender que las instalaciones con las que ya cuentan pueden generar los recursos para funcionar y hasta para apoyar a sus deportistas.

Esto lo lograrían evitando las concesiones o estudiando bien los precios para estas, además de hacer un plan de mantenimiento adecuado, crear esa cultura, para que los recursos que surjan de dichas instalaciones no se pierdan en cosas intrascendentes. No necesitamos que construyan nuevos espacios deportivos sino aprovechar los que ya se tienen.

Tampoco es una obligación realizar eventos y enredarse con los políticos del deporte que engañan a los gobiernos con la organización de estas competencias con las que se ganan más deudas que otra cosa, torneos que dejan poco a los deportistas y que en la mayoría de las ocasiones se convierten en una carga para todos los que están  involucrados.

Estos cambios en el gobierno de un tercio de los estados del país marca el momento ideal para recuperar la credibilidad en los funcionarios dedicados al desarrollo del deporte, pero para que eso suceda, necesitan entender la importancia del trabajo en conjunto con todas las dependencias y organismos –federales y estatales- que están involucradas en el fomento y trabajo con las actividades deportivas de nuestro país, de otra manera, continuaremos con las fallas y fracasos de cada seis años.

Profesor

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