Hay algo que México ya no se debe permitir y es la corrupción. Hablo de todos los niveles, desde la casa, porque la hay, hasta los  servidores públicos, quienes deben ser los primeros en trabajar de manera honesta. Y no les estamos pidiendo algo extraordinario, solamente hacer lo que lees corresponde de manera correcta ya que finalmente, para eso fueron electos.

Traslademos estos al deporte sin dejar de tener en cuenta que tiene que ver con todo lo que sucede en el país.  Tanto lo senadores como los diputados y el gobierno federal se preocuparon por darle un buen presupuesto al deporte mexicano, sin embargo, por tantas anomalías en el manejo de ese dinero decidieron reducir presupuestos.

Recapitulemos: En el gobierno de Vicente Fox se otorgaron cuatro mil 500 millones de pesos, en el de  Felipe Calderón fueron 23 mil millones y en lo que va de este sexenio más de 30 mil millones que se dividen de la siguiente manera: Siete mil en 2013, ocho mil en 2014, cinco mil en 2015 y cuatro mil en 2016.

Se está reduciendo de manera significativa, la razón, es porque el trabajo que tienen que hacer no ha sido el adecuado y han entrado a un grado de corrupción e impunidad por el que solo han perjudicado en lugar de dar resultados con programas para combatir la obesidad y él sedentarismo, además del pobre apoyo a federaciones e institutos del deporte. Si se hubieran usado adecuadamente todavía tendrían esos recursos.

Otros ejemplos son los eventos de talla internacional que no se logran o cuyas ganancias son para unos pocos, para aquellos políticos del deporte que los organizan y que se ven beneficiados de los tratos con los que solo quieren hacer bien al gobierno que hacen las cosas bien cuando resulta todo lo contrario. Del lado del deporte eso es lo que debemos de combatir, esas prácticas y la impunidad con la que se mueven estas personas.

Pero no es lo único.

Lo que sucede con el deporte mexicano no es más que una rama de ese árbol tan podrido que es la corrupción. Si queremos un mejor país, sin corrupción y con mejores oportunidades debemos dejar de quejarnos desde el sillón. Es momento de actuar y hacerlo en algo tan simple como enseñar a nuestros hijos, nietos y demás pequeños en el hogar, que los actos de corrupción no son el camino para sobresalir o remediar algún error.

Enseñar a nuestros niños cosas tan básicas como no tirar basura en la calle o respetar a sus mayores. Luego, poner ejemplo al no hacer cosas como dar "mordida" a algún oficial de tránsito cuando hemos faltado al reglamento y no queremos que nos impongan una infracción, o como estacionarnos en un lugar prohibido al pensar que no estorbamos.

Existen organizaciones, iniciativas para realizar este tipo de ejercicios con los que ciudadanos como ustedes y yo podemos colaborar. Pero si cualquiera de nosotros va a entrarle a trabajar en algo así debe estar consciente de que será una labor que requiera mucha de su atención, de su tiempo y esfuerzo porque no es cosa sencilla.

Luchar contra la corrupción, la impunidad y demás males de esta sociedad no es una moda, no es solamente para quedar bien, es una necesidad y hasta una obligación para dejar un mejor país y ejemplo a futuras generaciones. Los invito a reflexionar en todo lo que podemos hacer como ciudadanos y que no nos cuesta nada.

Profesor 

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