El fenómeno “Donald Trump” candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos es sui géneris, debido a una serie de elementos que ha empleado y que hoy lo constituyen como uno de los políticos más conocidos y controversiales.

En primera instancia la imagen de No Político embona perfectamente si analizamos el descontento de los ciudadanos estadounidenses con los últimos gobiernos, que han develado la fragilidad de la nación más poderosa del mundo, con problemas como pobreza, inestabilidad económica, desempleo, inmigración, guerras, seguridad social entre otros, fueron los que asentaron el terreno para su aspiración.

Trump mostrándose como un magnate exitoso, egocéntrico y altamente nacionalista, ha despertado pasiones de un sector que había perdido reflectores, pero que hoy como nunca antes sigue presente.

En 1969, el ex presidente de EU Richard Nixon, en un discurso sobre la continuidad de la Guerra de Vietnam, hizo referencia al apoyo de la mayoría silenciosa de los conciudadanos. A 47 años de distancia Donald Trump y su equipo de campaña han apuntalado sus miras a esa mayoría identificada con una ideología xenofóbica y la grandeza de América.

Las estadísticas de Donald Trump son llamativas, según datos que Alvaro Rattinger director general de la revista Merca2.0 expuso, hasta mayo de 2016, Trump sólo había transmitido el 10% de los 105 mil spots que reprodujo su ahora adversaria presidencial Hilary Clinton.

Cabe apuntar que en una escala de 2 a 1 se le ha dado mayor difusión a los comerciales que atacan al candidato republicano que los que lo promueven, sin embargo el resultado es contradictorio, actualmente la marca Trump se encuentra consolidada y no tiene relación directa con el poder económico del candidato, pues a la fecha ha recaudado 64 mdd frente a los 240 mdd que acumula Clinton para su campaña.

El polémico personaje ha fraguado un novedoso modelo de marketing político, acudiendo a las redes sociales y a su viralidad para posicionar sus provocadores mensajes, generando permanentemente contenidos que aparecen en las primeras planas y que lo mantienen presente en el inconsciente nacional e internacional.

¿Cómo empleando una estrategia aparentemente improvisada, irracional y radical logró obtener la candidatura y hoy puede convertirse en el próximo presidente de EU?

El psicólogo y consultor de marketing Oscar Joe Rivas lo explica detalladamente en uno de sus artículos, responsabilizando a la claridad de su mensaje político, presentándose como un guía para resolver los problemas de los estadounidenses, transfiriendo el personaje de héroe hacia el elector, convirtiéndolos en protagonistas del cambio que le regrese la grandeza a América.

A pesar de la gran sorpresa que ha generado con su irrupción en la contienda, y su exponencial posicionamiento, los errores que ha cometido también le han costado puntos y lo han orillado a replantear el rumbo, agregando mesura a sus presentaciones en público a tal grado que ha pedido disculpas de declaraciones que hayan causado dolor.

Después de haber declarado contundentemente que deportaría a 11 millones de inmigrantes indocumentados, en fechas recientes su mensaje ha caído en la ambigüedad pues mencionó que “la deportación no es posible ni humana” como documentó en agosto pasado Gavin Hewitt de la BBC.

Con los tropiezos y polémicas promesas como la construcción del muro fronterizo, Trump sigue vivo matemática pero sobre todo mercadológicamente.

En la denominada “Encuesta de Encuestas” realizada por The New York Times, dónde se plasma un compendio de las encuestas más recientes sin patrocinio partidista, 6 de 7 sondeos favorecen a Clinton con un margen de 1 a 7 puntos de ventaja.

Dichas cifras dan una amplia posibilidad de que la Demócrata llegara a la Casa Blanca en los comicios del 8 de noviembre pero existen dos puntos que no debemos olvidar: Hillary no cuenta con la carisma que caracteriza al actual presidente y, la escala decisiva será el primer debate presidencial del próximo 26 de septiembre, este será la última oportunidad de Donald Trump para mostrar un cambio convincente y recuperar puntos que disminuyan la distancia actual.

En conclusión, el experto en psicología política Drew Westen, determinó en una de sus investigaciones que el 80% de la decisión del voto se apega a las emociones, por ello por más sentimientos de desagrado que genere Trump, descartarlo para la presidencia norteamericana aún con las condiciones existentes, sería errado.

FACEBOOK: MIGUEL DELGADILLO IBARRA

TWITTER:@mike_delgadillo



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