Cuando se anunciaba que no eran ocho, sino nueve los muertos en Nochixtlán, el secretario de Educación declaró que el asunto no era educativo, sino político. Lo hizo con un gesto adusto, y con una corbata roja, el color más lejano al luto que sentimos por la muerte de nueve oaxaqueños pobres en todas las acepciones del término.

Las reformas estructurales se van descarrilando. La de mayor contenido social fue la reforma educativa, que no era propiamente una reforma a la educación pública. El espíritu de Vasconcelos no anduvo siquiera cerca de la propuesta. No se pretendía modificar ni la manera de enseñar, ni revisar lo que se enseña en las escuelas. Actualmente a los niños de la Sierra Tarahumara o de la Sierra de Juárez que alcanzan escuela, les enseñan lo mismo que a los que acuden a las escuelas de la Delegación Miguel Hidalgo en la CDMX, o en San Pedro Garza García, en Monterrey.

Se trataba fundamentalmente de evaluar a los maestros. Desde antes de asumir el cargo Peña Nieto tenía claro cuál sería el eje de su propuesta: impulsar un Sistema Nacional de Evaluación de la Educación. Era en realidad una reforma laboral educativa.

Todo parecía muy bien, salvo que no contaban con la oposición de un segmento sindical. Nunca lograron convencer a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Esta organización, asentada en los estados más conflictivos del país: Oaxaca, Guerrero y Michoacán es mayoritaria en esas entidades y muy combativa. Se interpusieron amparos en contra de la reforma. Los juicios llegaron hasta la Suprema Corte, la que confirmó, una tras otros la constitucionalidad y legalidad de los diferentes supuestos de aplicación. Ante la derrota jurídica, los maestros tomaron las calles y las carreteras.

Puede ser que las objeciones de la CNTE no tengan sustento técnico. Si se evalúa a los maestros y el resultado es insuficiente el profesor está obligado a incorporarse a los programas de regularización. Se puede someter a una segunda evaluación, en un plazo de doce meses y si no acreditara esta prueba, puede tomar una tercera en el mismo plazo de doce meses. De no acreditar la tercera, se darían por terminados los efectos del nombramiento. Si son docentes con nombramiento definitivo, obtenido antes de la entrada en vigor de la ley, serán readscritos a otras tareas o se incorporarán a programas de retiro.

La CNTE, totalmente desprestigiada ante las buenas conciencias, fue sometida a una persecución en que se mezclaban razones jurídicas, políticas y morales para acabar con ella, pero sin valorar efectivamente su fuerza, su sentido suicida y su velada actitud insurgente. La pregunta es si el Sistema Nacional de Evaluación vale más que nueve muertos. Tal vez una estrategia educativa diferente en las zonas dominadas por la CNTE, hubiera evitado muertos, confrontaciones y la atmósfera cada vez mas enrarecida del país.

Los maestros tienen una fuerza singular. Es probable que en su activismo cometan delitos, pero también lo es que puedan generar, como empieza a ocurrir, un respaldo de las comunidades a las que sirven. No hay en los pueblos personaje más importante que el maestro de escuela. Ni siquiera los curas, desprestigiados por sus torpezas, tanto de sus posicionamientos políticos, como de sus conductas personales.

El conflicto es político, es cierto, maestros vs. autoridades, pero en el diálogo, si se llega a establecer, ¿quien tendrá mayor legitimidad: el que tira las piedras o el que dispara las ametralladoras?

Miembro del SNI.

@DrMarioMelgarA

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses