Tras el anuncio que en días pasados hiciera la Secretaría de Educación Pública (SEP) sobre la cancelación de la prueba PLANEA 2016, como un ejercicio censal externo, y la decisión de posponer la evaluación para la permanencia de febrero a noviembre próximo, no se hicieron esperar los llamados empresariales a reconsiderar dicha decisión, posterior a ello el Secretario de Educación no demoró en anunciar los términos en que se aplicará PLANEA el presente año y quienes serían los principales responsables: los docentes como encargados de su aplicación y calificación.

La suspensión de PLANEA, al igual que la modificación al calendario de la evaluación de desempeño docente (por cierto avalada por el Comité Ejecutivo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación-SNTE) son muestra también de lo que ya muchos analistas y expertos han anunciado, el resultado fallido y fracaso de una evaluación sin sentido pedagógico, y el naufragio de una Reforma administrativa-laboral para el trabajo docente.

La SEP dirigida por el Lic. Aurelio Nuño, bien haría en aprovechar el período que se abre con la modificación del calendario de aplicación de la evaluación docente y la suspensión del examen estandarizado censal a millones de niños, para atender las voces de investigadores educativos y maestras y maestros del país, - agrupados y no en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) - que tienen críticas fundadas a la llamada reforma educativa y que demandan la apertura de un diálogo genuino para resolver el conflicto generado por la reforma.

Otra tarea pendiente para la SEP y la sociedad es la necesaria evaluación del organismo evaluador, el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE). Pues antes de la imposición de la reforma, al gobierno federal poco le importó que el INEE no rindiera cuentas claras sobre la conducción de procesos de evaluación, cuyos resultados dejaban mucho que desear, un claro ejemplo fue la prueba ENLACE que en sus ocho años de vigencia (de 2006 a 2012) no ofreció cambios sustanciales en la educación.

A pesar de ello el instituto se convirtió en el principal operador de una reforma cuyo eje serían las evaluaciones estandarizadas. ¿Cómo evaluar el desempeño de la educación, si el organismo responsable no fue sujeto a una evaluación de su propio desempeño?

Por otro lado, nuevamente aparecen en escenario y con “voz crítica al gobierno” los grupos empresariales, especialmente los organizados en torno a Mexicanos Primero. Su vocero Claudio X. González, en la presentación de su reporte “Profr. Recomendaciones sobre formación inicial y continúa de los maestros”, resaltó los titubeos en la aplicación de la reforma (El Universal, 9 de febrero) y previamente anunció la necesidad de un “cambio de rumbo en su relación con el gobierno” (La Jornada, 9 de febrero), sin embargo no debemos olvidar que desde hace algunos años, han sido ellos los que han presionado para imponer su agenda sobre lo que ellos mismos consideran debe ser una “educación de calidad”, pareciera que los últimos acontecimientos marcan el divorcio entre el sector empresarial y el gobierno, sin embargo recordemos (al igual que sucedió con el SNTE) que existen intereses que los unen y que los obligan a avanzar de manera conjunta en el armado del rompecabezas, al cual es obvio le hacen falta varias piezas. Cuando es necesario los empresarios y el gobierno cierran filas, para seguir excluyendo de la toma de decisiones a los actores importantes de la educación, maestros, estudiantes y padres de familia.

Profesora de la Facultad de Economía e integrante del
CACEPS-UNAM. caceps@gmail.com

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