En el deporte, como en la vida, la casualidad y la suerte suelen intervenir de muchas maneras. Hay resultados que no se dan por los méritos del atleta, sino por una combinación de circunstancias fortuitas. El pensador Séneca decía: “Mucho puede la casualidad en la vida, porque vivimos por casualidad”. Incluso el escritor Francois de la Rochefoucauld (1613- 1680) afirmaba: “Aunque los hombres se jacten de sus grandes acciones, muchas veces no son el resultado de un gran designio, sino puro efecto de la casualidad”. Sin embargo, la filosofía oriental argumenta que la palabra casualidad no tiene sentido: los hombres la inventaron para cubrir su ignorancia, ya que la vida siempre revela sus designios de alguna forma.

La suerte es un encadenamiento de sucesos aleatorios o casuales. Según la Enciclopedia Mundial del Deporte, “Sólo el factor suerte no ha permitido a nadie convertirse en campeón o ganar una medalla. El éxito deportivo, aunque sorprendente, es ante todo el resultado de un esfuerzo asiduo, unido a cualidades específicas del atleta”. Sin embargo, sucede que la suerte contribuye al éxito de un campeón o de un equipo… El sorteo que interviene en la mayoría de las disciplinas deportivas, puede también proporcionar una ventaja mínima. Ciertas expresiones como tener suerte, dar suerte, tentar a la suerte, son frecuentemente utilizadas en el campo deportivo. Ello demuestra la importancia que se otorga a la suerte. Sin dejar lugar al azar puro el deporte lleva consigo golpes de suerte. La victoria como la derrota nunca es cierta. Es lo que algunos llaman “la gloriosa incertidumbre del deporte.” Pero el escritor alemán Hermann Hesse decía: “Cuando alguien que de verdad necesita algo, lo encuentra, no es la casualidad la que lo procura, sino él mismo. Su propio deseo y su propia necesidad le conducen a ello”.

Un proverbio inglés dice que los hombres superficiales creen en la suerte y en las circunstancias; los fuertes, en las causas y en los efectos. Pero es evidente que en el deporte interviene lo ineluctable. El escritor Graham Green hizo notar: “Nunca convencerás a un ratón de que un gato negro trae buena suerte”. Por su parte, el escritor estadounidense Ernst Hemingway (1896- 1961) afirmó: “Cada día es un nuevo día. Es mejor tener suerte. Pero yo prefiero ser exacto. Luego, cuando venga la suerte, estaré dispuesto”. Es más, el escritor Jacinto Benavente dijo: “Muchos creen que tener talento es una suerte; nadie, que la suerte pueda ser cuestión de tener talento”.

rjavier_vargas@terra.com.mx

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