¿Para comprender a Trump? Ya sé lo que estarán pensando mis muy apreciados lectores: éste ya se volvió loco, perdió la razón, está tratando de justificar al nuevo innombrable. No discutiré sobre las dos primeras, pero ciertamente NO estoy tratando de defender, ni mucho menos justificar, a quien a mi juicio representa como nadie en mucho tiempo lo peor de la sociedad estadounidense. Su racismo, vulgaridad y misoginia me resultan intolerables, pero reflejan un sentir frecuente y común en EU, el del rechazo a quienes son diferentes.

Objetos de la ira y los prejuicios de Trump desde el primer día de su campaña, los mexicanos somos particularmente sensibles a su discurso de odio y de generalizaciones. Conforme ha avanzado en su carrera política, su retórica solo se ha vuelto más odiosa, más llena de absurdos basados solo en su ignorancia, su intolerancia o su descarado oportunismo. Y es que con Trump uno nunca sabe, sus posturas cambian con enorme facilidad. Cualquiera diría que sus principios son los que cambian, pero dudo seriamente que los tenga. Ofende y agrede con la facilidad de un bully de quinto año de primaria, con la misma brutalidad y falta de sofisticación.

Si Trump es así de perverso, de ignorante, de lleno de prejuicios, no hay mucho más que entender. ¿O sí?

Hace un poco más de un año mi compañero de páginas Carlos Loret de Mola me invitó a su programa de TV para conversar acerca de la tragedia del éxodo de migrantes sirios y la sugerencia de que México aceptara a algunos de ellos. De los videos que he subido a YouTube ese es uno de los más vistos, y ciertamente el más comentado. Y son esos comentarios, el más reciente de los cuales es apenas de ayer, los que me inspiraron a escribir este texto.

Hay, por supuesto, algunos que son inspiradores, edificantes. Reflejan la tradicional generosidad y hospitalidad mexicanas, lo solidarios que podemos ser con quienes más necesitan no solo de ayuda, sino de comprensión y empatía. Pero los demás, que son tristemente la mayoría, me han hecho avergonzarme.

No cito nombres, porque no se trata de balconear aquí a nadie en lo individual, pero les dejo algunos ejemplos. Abro comillas generales:

“… un llamado al pueblo mexicano recuerden los hechos ocasionados por extranjeros así que no permitamos que vivan en nuestra hermosa tierra no permitamos que la sigan contaminando...

… ahora resulta que le damos albergue a inmigrantes musulmanes y centroamericanos pero no ayudamos ni con una sonrisa a nuestros indígenas en México que contradictorio y doble moralistas son los mexicanos…

… reporta a todos los inmigrantes ilegales al 018000046264 o en la pagina http://www.inm.gob.mx/consultas/open.php denuncialos, defiende a México... viva México.

…es mejor recibir personas de Siria, que sí quieren a México, que recibir sudamericanos y centroamericanos, que odian y vienen a hacer delincuencia, robo, clonación de tarjetas, secuestro, prostitución, en México hay casi un millón de colombianos, que solo odian el país que les da de comer, México no le gusta criar cuervos, para que le saquen los ojos…

… todos son iguales, puede que no todos hayan asesinado, pero todos y cada uno tienen esas ideas impresas en sus cerebros desde que se les empieza a enseñar, desde que nacen, les dan esas ideas retrógradas y machistas…”

¿Les suena conocido, mis caros lectores? Como que ya lo hemos oído/leído antes, entre los racistas partidarios de Trump, en su propio discurso, en sus arengas y sus insinuaciones. Pero resulta que no solo allá lo piensan o lo dicen, también en México el maltrato y el rechazo a los migrantes, las generalizaciones y los prejuicios están a la orden del día.

Y no es solo con los refugiados sirios o los musulmanes. Centroamericanos, sudamericanos, caribeños, todos sufren discriminación y maltrato, vejaciones y abusos, en este nuestro México, tan bueno para exigir respeto a los suyos, tan malo para otorgarlo.

¿Es ese el país que queremos ser?

Analista político y comunicador.
@ gabrielguerrac
Facebook: Gabriel Guerra Castellanos

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