A partir de la madrugada del viernes, los medios y las redes sociales se han llenado de lamentaciones y expresiones de sorpresa, por la decisión de la mayoría de los votantes del Reino Unido de decirle adiós a la Unión Europea. Salvo por el júbilo de Boris Johnson, Nigel Farage y Donald Trump, casi todo han sido caras largas, predicciones del apocalipsis y, por supuesto, un largo listado de los perdedores.

La columna de los perdedores es ciertamente larga y amplia. Ya me referí brevemente a ella en mi colaboración del viernes pasado para este diario, y en varias entrevistas y numerosos posts en mis redes. Prácticamente en todos los editoriales y artículos de análisis de medios británicos, europeos y del resto del mundo se enumera a los damnificados, y los comentaristas (y los mercados, y los apostadores británicos profesionales) se siguen preguntando cómo es que pudo pasar esto. No se preguntan cómo es que no lo vieron venir, sólo cómo es que pudo suceder.

Pero hay también muchos ganadores en la decisión de los ciudadanos del Reino Unido. Eso sí, no son necesariamente los que así votaron los que saldrán con ventaja, pero aun así vale la pena mencionar a los otros.

A simple vista los principales vencedores son quienes promovieron la salida de la UE: Nigel Farage y su ultranacionalista partido UKIP, así como Boris Johnson y el sector derechista y proteccionista del Partido Conservador, de la mano de muchos otros políticos y agrupaciones menos visibles, pero igualmente activos. Está por verse si su victoria no resultará ser un cáliz envenenado, toda vez que no podrán cumplir con mucho de lo prometido y que las consecuencias negativas se harán más evidentes. Pero hoy todavía son ganadores.

Aun perdiendo, gana el Partido Laborista, pues la derrota le obliga a una profunda revisión de sus posturas y de sus liderazgos. El anquilosado e ineficaz Jeremy Corbin seguramente deberá dejar la dirigencia, y nuevos rostros, más frescos y diversos, entrarán a escena. El recientemente electo alcalde de Londres, el musulmán Sadiq Khan, supo ya enviar mensajes de tranquilidad y conciliación a muchos de los preocupados por estos acontecimientos. Él también gana.

Gana Escocia, o al menos su gobierno, que busca la independencia del Reino Unido. El argumento decisivo para derrotar a su causa en el referéndum para separarse hace un año y medio fue que la independencia escocesa implicaría salir de la UE. Hoy se preguntan, con razón, si no deberían independizarse con tal de permanecer como parte de la Unión Europea. Algo similar, aunque menos contundente, se observa en Irlanda del Norte, que podría, y esto es ciertamente muy poco probable, unificarse con la República de Irlanda para seguir en la UE. En ambos lugares el voto a favor de permanecer en Europa ganó contundentemente. Y dicho sea de paso, Irlanda se presenta ahora como atractiva alternativa de inversión para quienes apostaban a tener un pie en Europa a través de Gran Bretaña.

El triunfo del Brexit influyó seguramente para que el Partido Popular se levantara con la mayoría relativa en las elecciones de ayer en España, que pasaron un tanto desapercibidas debido al revuelo británico. Y dado el tremendo impacto de corto plazo del referéndum, es probable que en muchos países europeos, y tal vez en EU, las voces de la sensatez y la moderación se vean recompensadas. Puede o no ser casualidad que los bonos de Hillary vayan al alza, y eso que aún nadie mide el efecto de los disparates de Donald Trump en su gira golfista por Escocia.

Ganan también, arrasan, el sentido del humor, la autocrítica, la ironía y el sarcasmo. Las genialidades que circulan ya son suficientes para mantenernos entretenidos por lo menos de aquí a noviembre, cuando los estadounidenses vayan a las urnas.

Ojalá que ellos no alimenten aun más nuestro humor macabro.

Analista político y comunicador.
@ gabrielguerrac
gabrielguerracastellanos.com
Facebook: Gabriel Guerra Castellanos

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