El 30% de las mujeres en el mundo son víctimas de la violencia, en México la situación se agrava si pensamos que la incidencia aumenta a una de cada dos, según información de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito.

El pasado martes 28 de julio en el Observatorio Nacional Ciudadano presentamos el estudio Homicidio: una mirada a la violencia en México, donde analizamos el comportamiento de los últimos 18 años en materia de homicidio a nivel nacional, por regiones, estados y municipios, profundizamos en cómo se relaciona este delito con otros, como el robo de vehículos, el robo con violencia y el secuestro. Estudiamos el comportamiento de este delito en prisiones, contra periodistas, los hallazgos de fosas clandestinas, los costos no económicos del homicidio así como los feminicidios.

Al presentar el estudio comenté que ser mujer en México es peligroso, que en nuestro país una persona por el simple hecho de permanecer al sexo femenino puede ser víctima de un homicidio. A darme la razón los datos:

·         Sólo en 2014, de acuerdo con las cifras preliminares, se iniciaron 489 averiguaciones previas o carpetas de investigación por feminicidio.

·         Las entidades federativas que en 2014 en términos absolutos superaron la media nacional de feminicidios fueron Chiapas, Distrito Federal, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Oaxaca, Sinaloa, Veracruz. Estas entidades federativas concentran el 81.6% de los feminicidios reconocidos oficialmente.

·         El caso de Oaxaca es por demás preocupante ya que no sólo es la entidad con más feminicidios sino que reporta un gran número de homicidios dolosos de mujeres. En segundo lugar se encuentra el Estado de México, el Distrito Federal y Veracruz en cuarto lugar.

·         Pese a estos graves, conocidos por nuestras autoridades, por primera vez se inició una alerta de género en 11 municipios de una única entidad, el Estado de México.

Sin embargo esta frase es insuficiente, es cierto que la situación de las mujeres es peligrosa pero la condición de los hombres no es mejor, en nuestro país permanecer al género masculino, ser menor de 30 años, de escasos recursos y bajo nivel educativo multiplica las probabilidades de ser víctima o victimario de homicidio.

Tampoco mejora la situación si pensamos en lo que significa ser un común transeúnte en una ciudad del país y mostrar algún fruto de nuestro trabajo, sea esta una bolsa, un reloj, un auto, una joya que llame la atención de los delincuentes y que nos pueda llevar a ser víctimas de un robo o de un secuestro, mismo que puede conducirnos a la muerte.

Desafortunadamente el robo y secuestro son delitos que poco se castigan y ante lo cuales parece que estamos totalmente indefensos, por ejemplo a un asaltante no le interesa si lo que entregamos tiene un gran valor sentimental o si lo que entregamos es todo lo que poseemos; si en el momento del asalto nos ponemos nerviosos, nos resistimos o lo que entregamos lo deja insatisfecho éste puede decidir hacer efectiva la amenaza de muerte.

Lo mismo pasa con el secuestro, donde el pago de un rescate no garantiza nuestra vida y las autoridades no garantizan justicia para las víctimas. Basta pensar que, según datos de la Coordinación Nacional Antisecuestro, sólo en los últimos tres años más de 320 víctimas de secuestro han muerto, muchos de ellos pagaron rescate y en el 80% de los casos no hubo detenciones.

¿Qué decir de lo que significa ser activistas, periodistas o población vulnerable (como migrantes) en México? El caso de Rubén Espinosa periodista finado en la Ciudad de México, lugar donde se refugió acosado por el gobierno del gobernador de Veracruz Javier Duarte, demuestra cómo el homicidio se usa como control social para silenciar acceso a información por parte de criminales o autoridades corruptas.

La falta de implementación de protocolos de protección a periodistas, de atención al feminicidio, de búsqueda de desaparecidos o los protocolos forenses, son ejemplos tangibles de la simulación de autoridades frente a los problemas del país. Por ejemplo, en 2012, en la XXV Conferencia Nacional de Procuradores los procuradores firmaron y acordaron implementar protocolos para el tratamiento e identificación forense después de los respectivos anuncios públicos para la foto, el gasto en capacitación nacional, 26 entidades del país siguen sin implementarlos ni mostrar algún interés en dar justicia a las víctimas y respetar la memoria de todos aquellos a los que el Estado les falló.

¡Que indefensos estamos en México! Mientras miles de jóvenes de este país mueren o se vuelven parte del problema nuestras autoridades declaran que hemos llegado a la mínima expresión de violencia. Mientras la madre o la hija de alguien son finadas por un odio irracional, quien debe velar por garantizar la seguridad de los ciudadanos, considera las demandas sociales críticas sin sustento. Mientras hombres y mujeres luchan por causas sociales, pidiendo rendición de cuentas, los gobernantes se mofan declarando que la incidencia delictiva se limita a frutsis y gansitos.

Debemos unirnos como país, rechazar la ilegalidad, impulsar la transparencia, la rendición de cuentas, la protección de los derechos humanos, la cultura de la legalidad, el fortalecimiento del Estado de Derecho, ya que esta es la única ruta que no conducirá hacia mejores condiciones para el país. Debemos unirnos y demandar un sólido Estado de Derecho para evitar que se sigan fabricando culpables y destruyendo inocentes. Debemos cerrar filas como sociedad porque en México estamos indefensos y corremos el riesgo de ser la próxima víctima o el próximo chivo expiatorio.

*Director General del Observatorio Nacional Ciudadano
@ObsNalCiudadano, @frarivasCoL

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