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Sé que no es políticamente correcto ir en contra del sentir general y menos aplaudir a quienes la mayoría abuchea, pero la forma en que las partes han abordado el tema del Hoy no circula me parece miope.
El fondo es que respiramos un aire que enferma a todos, principalmente, a l@s niñ@s de la ciudad y a l@s ancian@s.
¿Cuántos han desarrollado cáncer por las condiciones ambientales de la urbe? ¿Cuántas muertes por enfermedades bronco-respiratorias? ¿Cuántas dermatitis? ¿Infartos? ¿Derrames cerebrales? ¿Enfermedades gástricas? ¿Y decenas de miles de gripas e influenzas? Según Armando Ahued, secretario de Salud de la CDMX son 22 mil las muertes asociadas a la contaminación.
Pero el fondo es, ¿hasta cuándo vamos a exigir a la autoridad y a nosotros mismos, una planeación para una metrópoli con un ambiente adecuado para nuestros niños? Esto implica una visión de largo plazo y no estar tan amarrados en el corto.
Pero esto pasa a segundo plano. Lo primero es lo cotidiano. Lo inmediato. Mi momento.
Por su parte, las autoridades se han enredado en explicaciones que nadie cree o atiende, porque perdieron calidad moral al derivarle toda la carga al ciudadano y no asumir la responsabilidad sobre gasolinas o diesel, transporte público, infraestructura, agilización del tránsito y planeación integral de movilidad, entre otros.
El automovilista se sumerge en su frustración y enojo al ver que se limita su libertad de tránsito, pero no repara en que el problema es mucho mayor y que cada vez es más posible que muera a causa de la contaminación de manera callada y silenciosa, pero efectiva.
Las redes se regodean con memes creativos y chistosos que diluyen el enojo en risa y la seriedad del tema en mofa superficial.
Y en medio, los medios y comentaristas lanzando culpas.
Hellouuu? Como dicen los chavos. ¿Quién no entiende que la ciudad puede sufrir un colapso ambiental pronto?
O actuamos inteligentemente y rápido, o estaremos obligados a reaccionar tarde ante una mayor tragedia colectiva.
El primer paso es que conozcamos la verdad. La autoridad está obligada a decirnos todo acerca de la contaminación.
Lo segundo, que se genere un consenso de que no podemos seguir por el mismo camino y que urge un plan integral ambiental en la Ciudad de México, que atienda no sólo el transporte, los basureros y la industria, sino todas las causas del deterioro actual.
Lo tercero es que fortalezcamos y reproduzcamos la conciencia ambiental necesaria para que nuestra propia voluntad nos convenza de cumplir.
Lo cuarto, son sanciones graves al ecocida público o privado, por acción u omisión.
Sin querer aplaudir a los abucheados, sí subrayo que lo que los obligó a actuar es algo que merece la atención general y la acción colectiva, como ninguna otra causa.
Este primer paso improvisado debe iniciar soluciones de fondo para una ciudad cada vez más urgida de un ambiente favorable para vivir y no para morir en ella.
Presidente ejecutivo de Fundación Azteca.
@EMoctezumaB
emoctezuma@tvazteca.com.mx
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