A ocho días de la elección del 8 de noviembre, Hillary Clinton se mantiene adelante, aunque la contienda se cierra en algunos puntos. Tienen lugar las elecciones más polarizadas en la historia de Estados Unidos, un proceso en que la confrontación es cada vez mayor. Para los republicanos que apoyan a Donald Trump (no todos lo hacen) la turbulencia desatada por el director del FBI, James Comey, sigue siendo utilizada electoralmente en contra de la candidata demócrata Hillary Clinton, a través discursos, de gritos e insultos como es habitual entre los seguidores de Trump. De poco o nada sirve para ampliar su base electoral.

Es cierto, la contienda se ha cerrado entre los candidatos demócrata y republicano a la presidencia, por unos pocos puntos. Pero todos los promedios de encuestas, sin importar quien las haga, concluyen que Clinton sigue a la cabeza, como lo ha estado desde julio frente a Trump. Un dato relevante: Hillary va adelante entre los blancos egresados de universidades, con lo que es la primer demócrata en ganar entre ellos en mas de medio siglo: en 31 estados de los 50 entre los hombres; y en 38 de 49 entre mujeres.

Y ¿cómo fue que Comey, un buen funcionario que toma una decisión equivocada, pudo reunir en su contra y en unos días a los procuradores de Obama y de Bush, Eric Holder y Alberto González, al columnista liberal y premio Nóbel de Economía Paul Krugman y al ex representante del Tea Party Joe Walsh, y a tantos otros más?

La carta de Comey, en contra de la opinión antes de enviarla del Departamento de Justicia y del mismísimo Procurador, se sustenta no en hechos, sino en dudas, sospechas, cuestiones que es necesario investigar respecto a los correos electrónicos de Hillary Clinton (¿de o para?) sin evidencia. A algunos les parece que Comey actuó a favor de Trump, no hay pruebas, pero aceptemos que fue un error grave de un funcionario con buena intención, que debiera enmendar. En política cuentan los resultados. Hay una elección en curso, con un proceso ya en marcha de votación anticipada en diversos estados. Se calcula han emitido su voto ya más de 20 millones de electores.

Lo hecho por Comey hecho está. Complicó la ruta por la que corrían las campañas electorales, irrumpió en la elección más complicada que jamás haya tenido lugar en Estados Unidos.

Pero también sentó precedentes y vulneró instituciones de justicia, así como posiblemente el debido proceso. Bueno, eso si se encuentra algo relevante, el FBI inicia la revisión de los correos. Y, sin embargo, es difícil pensar que la carta de Comey pueda alterar las tendencias electorales o el camino recorrido en mas de un año por las dos campañas.

Hillary y su equipo estaban preparados para una elección cerrada. Ahora sus seguidores tienen dos caminos: el desánimo o la abstención porque es difícil pensar que voten por Trump; y sobre todo, entender que ahora es aún más importante expresarse en las urnas para lograr el triunfo de Clinton y cerrar el camino al magnate, que no ha perdido su lugar como el candidato menos preparado en la historia para ser Presidente de Estados Unidos, así lo han señalado diversos columnistas.

Como quiera que sea, el proceso no ha terminado, a ocho días de la votación es importante el balance político en estados que aún no han definido su voto entre Hillary Clinton y Donald Trump. A ocho días, Hillary se mantiene con la mayoría de los votos electorales. Pero esto no ha acabado.

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