En las redes sociales es común, principalmente entre los usuarios más jóvenes, aceptar a todo tipo de “amigos” y “seguidores” con el fin de aumentar el número de contactos. El sentimiento de popularidad, lo han señalado especialistas, puede llevar a interactuar con personas cuyo objetivo no es en absoluto la amistad, sino, por el contrario, cometer algún ilícito. Uno de los delitos que tiene su primera manifestación por medio de la amistad virtual es el de la trata.

Jovencitas son engañadas y les hacen creer que han iniciado una presunta relación amorosa… al final la historia usualmente se convierte en un infierno en el que, mediante engaños, ellas son alejadas miles de kilómetros de su hogar y forzadas a prostituirse.

Los casos de trata en el país se cuentan por miles. En tres años, de acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), hubo 3 mil 549 víctimas. El quinto visitador del organismo, Édgar Corzo Sosa, alerta en EL UNIVERSAL que el fenómeno continúa sin ser visibilizado, no hay averiguaciones previas ni sentencias que lo condenen.

Los puntos señalados por la CNDH son claros: falta mayor acción de procuradurías y de los poderes judiciales (federal y estatales) para cerrar la pinza contra el fenómeno. El organismo prepara un estudio en el que actualizará el Diagnóstico sobre la Situación de la Trata de Personas en México.

El fenómeno es uno de los más condenables que pueden existir en la actualidad: Obligar a alguien más débil a prostituirse para el beneficio de un tercero y en condiciones de esclavitud representa el poco valor que se le puede dar a la vida de otra persona. Para aquellos que pierden al ser querido significa la angustia de ignorar el paradero de su familiar. Cualquier persona puede ser víctima, pues los explotadores no distinguen sexo, edad, escolaridad o nivel socioeconómico.

En las grandes ciudades mexicanas se han documentado casos en los que decenas de mujeres son rescatadas de bares donde eran obligadas a prostituirse. Curiosamente esos lugares tenían largo tiempo de estar en funcionamiento, que lo único que sugiere es el contubernio de los propietarios con las autoridades para operar sin ser molestados.

En algunos estados hay instancias especializadas en atender ese tipo de delitos, pero mientras la medida no sea general, la trata persistirá. Para atacarla debería bastar la prevención, sin embargo se requiere una campaña dirigida desde las instancias gubernamentales en conjunto con organizaciones sociales. El combate y desaparición del fenómeno debe convertirse en prioridad nacional.

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