La zona sur de Haití, el país más pobre de América, grita desde hace 11 días en demanda de auxilio ante la falta de alimentos y de agua potable. El paso del huracán Matthew, el pasado 3 de octubre, dejó una estela de destrucción. Esa región es la que abastece a la nación de productos básicos para la población local como arroz, café, cacao y plátano, entre otros.

La ayuda que ha llegado de la comunidad internacional no alcanza para los miles de damnificados que han quedado en la pobreza extrema. Se está a tiempo de evitar una catástrofe humanitaria. ¿Dónde está el apoyo global para evitarla?

En reportajes que ayer y hoy ha publicado EL UNIVERSAL, y que seguirán en los próximos días, se da cuenta del grave riesgo que representa para la región sur del territorio haitiano el brote de cólera que comienza a expandirse. El huracán ocasionó la muerte de casi 500 personas, pero apenas se reconocen 20 decesos oficiales por el cólera, sin embargo autoridades locales de poblaciones costeras reportan 160 muertes por esta enfermedad. Este es el reto ahora: frenar una escalada del mal ante la insalubridad y la falta de medicinas que prevalece en zonas devastadas.

Hace seis años, cuando la isla fue azotada por un terremoto, el número de víctimas mortales llegó a 300 mil, pero la subsecuente epidemia de cólera causó más de 8 mil muertes. Es urgente actuar para evitar que se repita la historia.

Naciones Unidas reporta donaciones de la comunidad internacional por sólo 6.1 millones de dólares, a pesar de que se requieren un total de 120 millones para que el organismo pueda atender la emergencia. ¿Está condenado Haití a ser invisible ante los ojos del mundo? Parece como si la destrucción no importara por no haber ocurrido en Nueva Orleans o Florida. La comunidad internacional no debe ser insensible al dolor y a las carencias por las que está pasando el pueblo haitiano. Luego de tragedias como la del terremoto de 2010 y la de Matthew es hora de que la comunidad internacional, la del continente americano en especial, se fije como objetivo un apoyo más decidido para modificar las estructuras del país y ayudarlo a superar el atraso social y económico.

Si sólo se atiende de manera reactiva la situación actual y nos olvidamos nuevamente de Haití, para que en el futuro nos lo recuerde una nueva tragedia, habremos claudicado en la oportunidad de darle un mejor futuro a 10 millones de personas que actualmente sólo tienen en su panorama la opción de pobreza.

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