En diciembre pasado, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) elevó en 25 pb por primera vez desde 2008 su tasa de interés de referencia. Si bien el consenso de especialistas en economía estima un segundo movimiento al alza para la reunión de junio, incrementan las probabilidades de que el proceso de normalización monetaria se revierta, e incluso de que las tasas de interés puedan ubicarse en terreno negativo.

Indicadores económicos mixtos. El alza de tasas de diciembre se dio ante una recuperación moderada del mercado laboral, del sector inmobiliario, del automotriz, pero sobretodo ante el temor de un repunte en la inflación y en los riesgos financieros. La recuperación de los indicadores mencionados ha contrastado con la contracción del sector industrial, la cual se observa en el deterioro del ISM manufacturero, en las órdenes de bienes durables, así como en los indicadores de manufacturas de los diferentes distritos. Por su parte, la inflación (PCE Core) aún se mantiene lejos del objetivo de la FED del 2%, con una tasa anual acumulada del 1.36%.

Balance de riesgos negativo. Si bien la decisión de diciembre de la Fed fue favorecida por indicadores que parecían inclinar la balanza hacia la recuperación, actualmente 84% de los especialistas en economía encuestados por el Wall Street Journal estima que el balance de riesgos es a la baja. Además, aunque 60% de los analistas aún percibe que la siguiente alza de tasas se dará en junio de 2016, cada vez se asigna una probabilidad mayor a un escenario recesivo en los próximos 12 meses (actualmente en 21%). ¿A qué se debe dicha divergencia?

Riesgo de recesión en aumento. Los analistas que mantienen perspectivas optimistas asumen que los servicios y el mercado laboral podrán mantener su dinamismo a pesar de la contracción en el sector industrial. El argumento principal es que cerca de 70% del valor agregado en la economía estadounidense se genera en los servicios privados. No obstante, el ciclo de ambos sectores está altamente correlacionado, por lo que ambos indicadores comúnmente registran una tendencia similar. De hecho, las ultimas cifras sobre ISM de servicios muestran ya un deterioro, mientras que el Índice de Condiciones del Mercado Laboral de la Fed ha frenado su recuperación desde octubre pasado. Ambos indicadores están próximos a cruzar hacia el terreno contractivo. Lo anterior, sumado a los niveles de inventarios respecto a las ventas totales de la economía, representa un riesgo creciente de recesión.

Entorno global incierto. Por si fuera poco, el deterioro de la economía global registrado desde inicio de 2016 podría generar un efecto adicional en las variables reales y financieras de EU. Las medidas monetarias expansivas no sólo se han acentuado en Japón, China y la Eurozona, sino que las cifras decepcionantes que se han dado a conocer en los últimos meses incrementan el riesgo de medidas más agresivas. Lo anterior, sumado a la incertidumbre en los mercados financieros globales, eleva la probabilidad de que la Fed se vea obligada a suspender su proceso de normalización monetaria aún si no se materializan los riesgos en la economía estadounidense, y esta continúa con un ritmo de recuperación moderado.

¿Tasas al alza o a la baja? Los riesgos de que la Fed hubiera sido paciente serían menores a los que actualmente se observan como consecuencia de un movimiento en tasas precipitado. Las probabilidades de un escenario recesivo en EU incluso abren el debate sobre la posible incorporación de tasas negativas (en caso de mayor deterioro). El discurso oficial de la Fed seguirá girando en torno a las alzas de tasas subsecuentes, en tanto los indicadores mixtos lo permitan. No obstante, es probable que las declaraciones de los miembros del Comité de Mercado Abierto (FOMC) comiencen reflejar opiniones encontradas sobre los riesgos recesivos y respecto a las herramientas monetarias que se podrían usar en dicho escenario.

Analista en Economía Internacional

E-mail:daniela.ruiz@barcelonagse.eu

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses