En un entorno en el que el tipo de cambio (MXN/USD) registra continuamente nuevos máximos históricos, surge la expectativa de que Banxico podría elevar su tasa de referencia antes que la Reserva Federal (FED). Si bien este sería un escenario posible en caso de que se comprometa la estabilidad financiera, por el momento las probabilidades de ello se perciben limitadas.

Por un lado, la holgura en la economía ha sido mayor a la prevista hace unos meses, lo que ha motivado continuas revisiones a la baja en las expectativas de crecimiento por parte de la mayoría de los analistas desde el inicio del año (desde niveles cercanos al 4.0% hasta el actual 2.5%). Aunado a esto, el deterioro en el sector industrial estadounidense podría continuar afectando a la economía mexicana, lo cual se sumaría al impacto negativo de los precios del crudo en producción petrolera y finanzas públicas (con las respectivas consecuencias en infraestructura). Dado lo anterior, es probable que observemos nuevos ajustes a la baja en las expectativas, con cada vez más participantes estimando crecimientos incluso menores al 2.0%. Muestra de ello, es que Banxico recientemente redujo su expectativa de crecimiento de un intervalo entre 1.7%-2.5%, desde uno entre 2%-3%.

Por otra parte, la debilidad de la demanda interna mantendrá contenida a la inflación durante el resto del año. Incluso, las estimaciones para 2015 y 2016 se han ajustado a la baja, mientras que las de largo plazo se mantienen ancladas. Si bien en un principio se pensaba que el proceso desinflacionario observado se debía a los beneficios de las reformas estructurales (principalmente telecomunicaciones y energía), a lo largo del año se han evidenciado otros factores que han ejercido presión adicional a la baja sobre los precios. Entre estos se encuentran la mayor holgura en la economía local, el entorno de mayor liquidez global, la cada vez más frágil demanda mundial y las caídas significativas en los precios de los commodities. Además, hasta ahora el efecto del tipo de cambio sobre los precios de servicios y mercancías no alimentarias no ha comprometido el logro de la meta inflacionaria de Banxico del 3.0% (+/-1). Por el contrario, la inflación continúa registrando nuevos mínimos a pesar de la tendencia positiva del cambiario.

En el agregado, parecen ser mayores los riesgos a la baja que al alza en términos de inflación y crecimiento, por lo que Banxico sólo se adelantaría a la FED en caso de que aumenten los riesgos a la estabilidad financiera. No se pueden descartar nuevos episodios especulativos ante las expectativas de normalización monetaria de la FED. No obstante, vale la pena señalar que los esfuerzos de Banxico no irán encaminados a controlar la tendencia del cambiario, para lo cual aún cuenta con mecanismos adicionales a la tasa de interés, sino a contener su volatilidad y la salida de flujos de capitales. En este sentido, es destacable el que la tenencia de bonos y cetes en manos de extranjeros se mantenga estable (36.3%) y que los saldos de instrumentos de corto plazo en manos de residentes del exterior aún presenten tasas de crecimiento positivas (aunque marginales). Adicionalmente, un cambio en la tasa de referencia local sería insuficiente para contrarrestar los flujos globales que podrían continuar fortaleciendo al Dólar.

Por las razones expuestas, es poco probable que Banxico se adelante a la FED. Sobre todo ante la incertidumbre sobre dicha fecha, pues el inicio de la normalización monetaria en EUA podría postergarse tanto por riesgos de desinflación en EUA, como de una desaceleración de China. Por lo pronto, el que no se materialice un alza de tasas de la FED en la reunión de septiembre (a la que el mercado ha asignado cerca de un 40% de probabilidades) podría reducir la presión sobre el tipo de cambio, lo que daría mayor margen a Banxico para mantener sin cambio la tasa de referencia, al menos hasta diciembre.

Analista de economía del Grupo Financiero Monex

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