En casi 28 años de existencia, hemos vivido siempre circunstancias difíciles, primero porque nos mataban por defender la democracia, después porque accedimos al poder y muchos se embelesaron y olvidaron cumplirle a la gente, hoy porque la gente considera a la política el origen de todos los males.

En los años de existencia del PRD, se han logrado importantes procesos de alternancia política, se impulsaron cambios en el país, en las políticas públicas sociales y económicas, en la fundación de instituciones como la de derechos humanos y de transparencia. ¿Le hace falta una izquierda progresista al país? Reconociendo que la respuesta está en manos de la gente, yo creo que sí, en la medida que sus militantes reconozcamos que vivimos momentos clave, para repensarnos como un instrumento de la sociedad y fijar una nueva ruta que ponga por delante el bienestar de la gente.

En estos años, en diversas momentos no ha faltado quien ha leído el acta de defunción del PRD, y se ha equivocado. El Partido del Sol Azteca fue factor de cambio en los procesos electorales de 2016 y lo será en 2017 y 2018. Hay que tener claro que el problema del PRD no son las alianzas con otras fuerzas políticas. Es la falta de disciplina interna y de compromiso ciudadano de sus representantes populares. Por conseguir votos perdimos los controles internos, el balance entre el reconocimiento a los que trabajan bien y las sanciones a quienes vulneran el programa que ofertamos a la sociedad. El problema del PRD es postergar la toma de decisiones firmes que separen las frutas podridas.

En los últimos meses el PRD ha venido fortaleciendo su voz opositora, frente a los gasolinazos y la debilidad del gobierno federal ante Donald Trump, lo que le ha valido un repunte en sus preferencias electorales. Sin embargo, resulta paradójico que cuando el PRD reinicia la recuperación, deba sortear las piedras en el camino que le arrojan algunos interesados en desestabilizarlo. ¿A quién le interesa que desaparezca el PRD?: a los impulsores de la verdad histórica por la desaparición de los 43; al dirigente de Morena y a algunos senadores que le hacen el juego al poder.

Las izquierdas del país tendrían que participar en una mesa de diálogo serio para establecer un proyecto que dé certeza de cambio en el país en 2018, con una visión progresista. Sin embargo lo que tenemos es la apuesta de AMLO a las negociaciones por debajo de la mesa en un intento de socavar al PRD. ¿Qué proyecto de país puede ofrecer si con miras cortas en política, promueve desde la penumbra la aniquilación del adversario político?

Para ganar una elección no basta con liderar encuestas, las alianzas, las estructuras territoriales también cuentan; y el PRD tiene enormes fortalezas y una militancia que sabe que más allá de la coyuntura electoral se lucha por un proyecto de igualdad y justicia. En la ruta 2018 ninguna posibilidad de alianzas está cerrada, siempre y cuando sea de manera formal y con el reconocimiento al trabajo y lo que representa cada partido, alianzas de cara a la sociedad.

El PRD siempre ha tenido ruta y programa, es el único partido político que ha acreditado la defensa de las mujeres, los jóvenes y los que menos tienen, una sociedad de derechos, iniciativas muchas veces polémicas.

Por ello es necesario cerrar filas y no caer en la estrategia de división de los comeansias. La única ruta para enfrentar el desafío de rescatar a México es la responsabilidad y el compromiso. Ese es el reto del PRD.

Secretaria general del PRD

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