El pasado 15 de agosto, Puerto Vallarta fue vulnerada cuando un comando armado irrumpió en un conocido restaurante ubicado en la avenida principal de este destino turístico, privando de la libertad a seis individuos, uno de estos, hijo de Joaquín Guzmán Loera.

El asunto no es menor. El gobierno de Jalisco ha reconocido con todas sus letras la gravedad del caso. El que se haya tratado, como se desprende de la investigación, de una disputa entre grupos delincuenciales, no aminora ni la gravedad ni el daño.

Vallarta fue vejada. Las imágenes que circularon en diversos medios de comunicación sobre lo ocurrido la madrugada de ese lunes dan cuenta de un hecho reprobable, sí. Pero sobre todo de un acto cuyo impacto y alcance laceran la imagen del que sigue siendo el segundo destino turístico del país, detrás de Cancún-Riviera Maya.

La Fiscalía General del Estado de Jalisco ha llevado con diligencia el liderazgo de la investigación y ha dado vista al Ministerio Público Federal. Ha dado a conocer los avances de la investigación actualizando datos conforme éstos se fueron obteniendo. Lo que corresponde ahora es darle a los vallartenses y a quienes visitan el puerto, la certeza de que existe estado de fuerza suficiente para hacer frente a cualquier eventualidad.

No podemos soslayar la hipótesis en la que han coincido diversos especialistas en la materia respecto a una reacción violenta de parte de alguna célula del crimen organizado. Tampoco podemos asegurar que así será. Lo que sí podemos y hemos hecho es garantizar una coordinación efectiva entre corporaciones policiales de los tres niveles de gobierno, con la delimitación de zonas específicas de vigilancia como es el centro de la ciudad y las áreas perimetrales de la zona urbana, así como el cruce de datos de inteligencia que nos permitan anticipar cualquier posible incidente.

Entiendo el morbo que despierta la identidad de los involucrados. Su vínculo con un delincuente cuyo nombre ha dado la vuelta al mundo despierta un interés especial sobre la información que se desprende de la investigación. Sin embargo, es preciso señalar que para mi gobierno, el principal interés en este momento es darle certidumbre a los distintos sectores de la sociedad vallartense y, a partir de esto, mantener la unión en torno a un objetivo común: que Puerto Vallarta siga adelante.

Sé bien que la consecución de este objetivo pasa necesariamente por la confianza que la sociedad deposite en nosotros. Ayer me apersoné en Puerto Vallarta, pude platicar con empresarios, asociaciones vecinales, restauranteros, hoteleros, autoridades municipales y portuarias, en todos encontré el mismo ánimo que se define en una frase: no nos vamos a dejar. No vamos a permitir que nos arrebaten la tranquilidad.

Esa misma convicción suscribo. Puerto Vallarta atrajo a más de 4 millones de turistas en 2015, más de una tercera parte fueron turistas extranjeros. Actualmente reporta a Jalisco 10% del PIB de la entidad y una generación de empleos que, el último año, arrojó 18 mil 100 nuevas plazas según datos de IMSS, esto es prácticamente una cuarta parte del total de empleos que generó Jalisco el año pasado, dato que nos ubica como el segundo generador de empleos del país.

Pero más allá de eso, Puerto Vallarta es para Jalisco mucho más que cifras y estadística, es el espacio en que los jaliscienses confluyen a través de historias de paz y alegría. Lugar de recuerdos gratos para cada familia. Referencia obligada que se hereda y se sostiene al pasar de los años. Es un rincón, nuestro. Majestuoso representante de lo que es Jalisco y de lo que es México. Lo garantizo, Puerto Vallarta sigue —y seguirá— adelante.

Gobernador de Jalisco

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses