“Quien quiera vivir con dignidad y plenitud no tiene otro camino más que reconocer al otro y buscar su bien”. Jorge Mario Bergoglio

El día de ayer arribó a México el papa Francisco, motivo por el cual nuestro país se ha preparado para recibirlo como jefe de Estado, como la máxima autoridad de la Iglesia católica, fe que profesamos aproximadamente 83% de los mexicanos de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), pero sobre todo como una de las voces más francas e influyentes en la actualidad.

Más allá de las expectativas, reflexiones, análisis o especulaciones que han motivado su visita, el Sumo Pontífice ha sido claro en manifestar que tiene el propósito de fomentar una apertura al diálogo entre el Estado Vaticano y el Estado mexicano; estrechar lazos para una relación constructiva en la que ambos colaboren para generar acciones que atiendan las grandes necesidades de la humanidad y responder las demandas que tienen las nuevas generaciones.

Y es en este punto donde quiero detenerme, porque no hay que perder el objetivo cuando existe un contexto como el que se vive no sólo en nuestro país, sino en toda Latinoamérica, es decir, de inequidad, falta de educación, pobreza, desempleo, delincuencia. Y ese objetivo son las nuevas generaciones a las que también ha hecho referencia Jorge Mario Bergoglio desde que comenzó su papado, el 13 de marzo de 2013.

Responder a las demandas de niñas, niños y jóvenes, no es una “ocurrencia” en la que coincidan la izquierda, activistas sociales o líderes religiosos como el que hoy nos visita, surge de escuchar y estar en contacto con ellos, quienes exigen una mayor inclusión en la vida pública y un criterio más abierto por parte de la Iglesia católica, de sus gobiernos, de sus familias y de la sociedad en general.

Cuando no perdemos el sentido de la realidad, nos enfocamos a hacer las cosas que son verdaderamente importantes para la humanidad. Es por eso que se ha destacado la labor del papa Francisco en favor de los sectores sociales más vulnerables del mundo, y en especial sus señalamientos sobre el empoderamiento de las niñas y las mujeres. El Papa ha reconocido reiteradamente la necesidad de una mayor participación femenina en todos los niveles de la vida de la Iglesia, pero también ha sido preciso cuando apunta que “el genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral y todos los lugares donde se toman las decisiones importantes”.

Para nuestro país una voz así de fuerte, que primero pugna por la realidad antes que los ideales, es referente de que no debe existir censura alguna ni tema incómodo cuando es urgente un verdadero cambio social en el mundo.

Se trata de una visita trascendental, de un Papa que por primera vez entiende el contexto social de Latinoamérica y que seguramente abrirá al diálogo los temas más relevantes como lo es la dirección que deben tomar las instituciones eclesiásticas, la violencia, la pobreza, las relaciones del mismo sexo, el divorcio, el aborto y los anticonceptivos.

Para quienes consideran que la llegada del papa Francisco detiene la vida pública de este país, la respuesta es no. Estamos ante un momento en el cual debemos reflexionar sobre la importancia que tiene mantenernos cercanos a la gente, así como incluir a todas las voces para fortalecer la vida pública de la nación, su estructura social, así como de todos los sectores.

Sabemos que México es complejo en su construcción social y en los problemas que a diario vive. Es por eso que no podemos ocultar la realidad, por el contrario, debemos mantener un criterio amplio para poder ver lo que realmente está lastimando al país pero, sobre todo, tenemos que sumar voluntades para poder dar solución a las cuestiones que de verdad importan a la gente y que fortalecerán a nuestra nación.

Secretaria de Educación de la Ciudad de México.

@Ale_BarralesM

www.alejandrabarrales.org.mx

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses