La hospitalización del rey Salman de Arabia Saudita ha generado nuevos rumores acerca del ascenso al trono de su hijo, el príncipe heredero Mohamed bin Salman , quien heredará un país lleno de preguntas sobre su futuro.

Salman, custodio de los lugares más sagrados del islam, sirvió como gobernador de la región de El Riad por varias décadas antes de ser nombrado príncipe heredero y viceprimer ministro en 2012. Tres años después asumió el trono de la dinastía Saud tras la muerte de su medio hermano Abdulá, de 90 años.

Debido a sus problemas de salud, que incluyen demencia leve, reportes de prensa han insistido desde 2017 en que el monarca de 84 años abdicará en favor del gobernante de facto, Bin Salman, de 34 años, mejor conocido como MBS .

Esta vez, sin embargo, la transferencia del poder parece probable en medio de un inestable contexto interno e internacional, marcado por las elecciones en Estados Unidos y la crisis provocada por la caída de los precios del petróleo.

De acuerdo con la corte real, Salman fue hospitalizado el lunes por inflamación de la vesícula biliar y ahora se encuentra en condición estable, luego de ser sometido a cirugía.

El miércoles se reportó que encabezó una reunión del gabinete desde el nosocomio. En un país caracterizado por el secreto y el absolutismo de sus dirigentes, no obstante, los “observadores de Arabia Saudita ” subrayan que MBS podría tomar el control del reino antes de los comicios estadounidenses de noviembre o incluso el próximo mes.

La razón es sencilla: MBS, quien traicionó sus promesas de liberalización y está inmerso en una interminable purga de rivales de la familia real, necesita afianzar su poder debido a la posible derrota de su mayor defensor, el presidente Donald Trump de Estados Unidos.

Pese a la indignación causada por , Trump se ha mantenido tras el joven líder, que lo cortejó con la compra de armas de Estados Unidos por USD $350 mil millones.

Lo mismo puede decirse de las atrocidades sauditas en Yemen, donde MBS lanzó hace cinco años una desastrosa invasión apoyada por Emiratos Árabes Unidos, Washington y otros aliados.

“Ha habido un par de tropiezos” durante el gobierno de Bin Salman, declaró a el lunes Jared Kushner, yerno de Trump y principal asesor de la Casa Blanca, pero “han sido un aliado muy bueno”.

El año pasado, la CIA habría concluido que MBS ordenó el homicidio y descuartizamiento de Khashoggi dentro del consulado saudita en Estambul, Turquía. En el mismo sentido, Agnes Callama, relatora especial de Naciones Unidas, enfatizó que sus pesquisas demostraron “que hay pruebas suficientemente creíbles acerca de la responsabilidad del príncipe heredero que demandan más investigación”.

Impunidad

La impunidad de Bin Salman podría verse alterada por una victoria electoral del aspirante presidencial demócrata Joe Biden. En un debate en 2019, el ex vicepresidente de Estados Unidos prometió “hacer [a los sauditas] los parias que son” y dijo que hay “muy poco valor de redención social en el actual gobierno en Arabia Saudita”.

Biden, quien encabeza las encuestas electorales, también prometió terminar la venta de armas para la guerra en Yemen, donde más de 100 mil personas han perecido en medio de la peor catástrofe humanitaria global.

Bin Salman pretende convertirse en rey antes de la cumbre del G-20 en El Riad programada para noviembre, reveló . El portal informativo añadió que MBS no esperará al deceso de su padre, porque la presencia de Salman le brinda legitimidad. Previo a la pandemia de coronavirus, planeó utilizar la reunión como escenario de su reconocimiento internacional, rodeado por Trump y otros importantes líderes mundiales.

Fundada en 1932 por el rey Ibn Saud , Arabia Saudí ha sido gobernada desde su muerte por uno de sus hijos, con la autoridad pasando de un hermano a otro sellada por el consenso familiar. Bin Salman, quien ni siquiera es el mayor de sus propios hermanos, sería el primer monarca que carezca de esa legitimidad.

Otros observadores creen que la verdadera pregunta es quién será seleccionado por MBS como príncipe heredero, al señalar a su hermano y viceministro de Defensa, el príncipe Jaled , quien fungió como embajador en Washington antes de regresar a El Riad debido a su involucramiento en el caso Khashoggi.

Su designación, empero, violaría una regla pactada por la familia real antes de que Bin Salman desplazara a su tío, el ex príncipe heredero Mohamed bin Nayef , de la línea sucesoria. Como una concesión, el rey Salman aceptó que su hijo nombre un heredero de otra rama familiar, para evitar la concentración del poder en el círculo de Bin Salman.

Considerando las grandes ambiciones de MBS y el largo reinado que ejercería, es probable que cambie esta regla y que incluso decida no designar un príncipe heredero a corto plazo. Bin Salman ya ha demostrado su desdén por las tradiciones; empezó a consolidar su mando deteniendo a unos 500 príncipes, ministros del gobierno y empresarios en 2017, después de la creación de un “comité anticorrupción”.

La purga prosigue; el príncipe Ahmed bin Abdulaziz , hermano menor del rey Salman, fue encarcelado por un supuesto intento de golpe en marzo. El príncipe Bin Nayef, su medio hermano Nawaf y su tío Ahmed bin Abdulaziz Al Saud fueron arrestados y acusados de traición el mismo día.

Este mes, afirmó que el “comité anticorrupción” prepara cargos adicionales contra Bin Nayef, por el presunto robo de USD $15 mil millones mediante una red de compañías de pantalla y cuentas privadas creadas para ocultar operaciones antiterroristas.

Junto a la guerra en Yemen y los esporádicos ataques de misiles y drones sobre Arabia Saudita lanzados por los rebeldes hutis, MBS tendrá que lidiar con la desalentadora perspectiva de un conflicto con Irán, el rival regional.

Durante las últimas semanas, una serie de explosiones en una planta nuclear y otras instalaciones estratégicas del país vecino, atribuidas a Israel, probaron que MBS no es el único preocupado por el resultado de las elecciones en Estados Unidos. Si el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu logra detonar una guerra que involucre a Washington, será muy difícil permanecer neutral para El Riad .

El mayor desafío para Arabia Saudita a corto plazo, sin embargo, es la recuperación económica después de la pandemia de Covid-19, que ha matado a más de 2 mil 600 personas en el vasto país desértico. El Hospital de Especialidades Rey Faisal de El Riad, donde el rey Salman fue internado esta semana, ha sido por sí mismo objeto de polémica en meses recientes, luego de que fue cerrado excepto para casos de emergencia por un brote que afectó a una docena de personas.

Una declaración en mayo de Mohammed al Jadaan, ministro de Finanzas, advirtió que Arabia Saudí debe “reducir de forma extrema” los egresos presupuestarios y recortar así el gasto operativo y de capital por USD $26 mil millones.

Agotado por la con Rusia a principios de año, el reino es incapaz de financiar la reforma Visión Saudita 2030 para disminuir la dependencia de los ingresos de hidrocarburos que componen 87% del gasto público. El proyecto NEOM, una ciudad inteligente de USD $500 mil millones en la costa del Mar Rojo, podría ver “extendido por un largo periodo” su desarrollo, aseguró Alí Shihabi, miembro de su consejo de asesores.

El Riad ya ha tomado medidas sin precedente para respaldar sus finanzas, incluyendo triplicar el impuesto al valor agregado, aumentar las tarifas de importación y cancelar algunos subsidios para trabajadores del estado y la extensa familia real .

Además de contratar deuda, el gobierno también ha vendido activos estatales como parte de su programa de diversificación. En diciembre, vendió una participación de USD $29 mil millones en el gigante energético Saudi Aramco por medio de la mayor oferta pública inicial en la historia.

El reino del Golfo Pérsico “no descarta nada por ahora”, indicó Al Jadaan respecto al establecimiento de un impuesto a la renta y los planes para privatizar parte de los sectores de la educación, la atención médica y el servicio hidráulico.

De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía saudí disminuiría en 6.8% este año.

“El mundo todavía está viviendo el Covid-19 y existe mucha incertidumbre, pero soy optimista como siempre”, dijo Al Jadaan a al concluir el domingo la reunión de Ministros de Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales del G-20. “Arabia Saudita ha capoteado una crisis petrolera peor y una peor situación geopolítica en el pasado. Nos recuperamos con fuerza y esta no será la excepción”, resaltó.

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