Los escándalos sexuales que sacuden a Oxfam y Unicef , dos de los mayores y más prestigiosos grupos de ayuda, han dañado seriamente la credibilidad de las organizaciones humanitarias internacionales , justo en momentos en que nuestras sociedades globalizadas necesitan su ayuda más que nunca.

Mientras que la semana pasada Haití suspendió las operaciones de Oxfam en el país, después de que se revelara que tras el devastador terremoto de 2010 el titular local y colaboradores de la Organización No Gubernamental ( ONG ) contrataron prostitutas y acosaron sexualmente a otros trabajadores, los expertos advierten que esta es “la punta del iceberg” y que surgirán más casos de conducta inapropiada.

“Nadie que trabaje en el sector humanitario estará sorprendido por esto”, señaló Andrew MacLeod , ex Titular del Centro de Coordinación de Emergencias de Naciones Unidas en Pakistán , quien ha sido muy crítico del sistema. “Este no es sólo un problema en Oxfam, es un problema para todas las agencias de ayuda en el mundo”, indicó a la cadena BBC .

MacLeod recalcó a la cadena australiana SBS News en otra entrevista que “mucha gente ha estado tocando la alerta durante más de 30 años, pero ha sido nulificada en sus organizaciones, ha sido castigada y no se le ha escuchado. Finalmente lo estamos haciendo, finalmente estamos escuchando a las víctimas ”.

Por su parte, Michelle Russell , Directora de Investigaciones en la Comisión para Organismos Humanitarios del Reino Unido , declaró que las ONG británicas reportan más de 1,000 incidentes cada año sobre la protección a menores y personas vulnerables.

En este marco, Médicos Sin Fronteras ( MSF ), agrupación fundada en París pero con sede en Ginebra , Suiza , expuso que está recibiendo un creciente número de reportes de abuso entre las 40 mil personas que integran su equipo. Durante 2017 , dijo, 146 denuncias fueron recibidas desde sus diferentes áreas de acción. De ellas, 40 involucraron casos de abuso y/o acoso sexual y fueron investigadas por la misma organización.

Epidemia de cólera

El empobrecido Haití ha sido especialmente afectado por este fenómeno, desde que cascos azules nepalíes de la ONU llevaron accidentalmente el cólera luego del terremoto que mató a 220,000 personas y dejó a 1.5 millones sin hogar.

A la organización multilateral le tomó seis años—y más de 9,000 muertos en la epidemia —aceptar que su personal militar “jugó un papel” en la propagación de la enfermedad transmitida por agua contaminada.

La Misión de Estabilización de la ONU en Haití arrió su bandera azul en 2017, 13 años después de su inicio, marcada por acusaciones de abuso sexual contra al menos 134 de sus tropas de mantenimiento de paz.

La ONU, que regularmente utiliza organizaciones como Oxfam a manera de “socios de ejecución” de proyectos sobre el terreno, tiene un largo expediente en la materia, que incluye la explotación sexual de mujeres traficadas en Bosnia , un escándalo de “ comida por sexo ” que implicó al Programa Mundial de Alimentos en Liberia y el abuso de niños en la República Centroafricana por parte de cascos azules franceses.

En el caso particular del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia ( Unicef ), es necesario recordar que la semana pasada renunció su vicedirector ejecutivo, Justin Forsyth , luego de enfrentar denuncias de conducta inapropiada contra el personal femenino cuando fungía como titular de Save the Children .

Forsyth manifestó que no presentaba su dimisión al Unicef por los errores que cometió al frente de ese grupo, sino “debido a los intentos de dañar a los organismos de ayuda y el sector humanitario”.

Sin embargo, otro escándalo estalló el pasado martes, ya que BBC aseguró que hombres de varias ONG, probablemente Care International entre ellas, explotaron sexualmente a mujeres sirias a cambio de alimentos al menos desde 2015.

Trabajadores de apoyo indicaron que la práctica está tan extendida que algunas sirias rechazan acudir a los centros de distribución, ya que la gente asumirá que se entregaron para obtener la ayuda que llevan a sus casas.

Dada la popularidad y la influencia ganada por las ONG en la postguerra, varios autores han destacado que algunos de los organismos más poderosos, como Amnistía Internacional , MSF y Human Rights Now , se han transformado en herramientas politizadas de la intervención occidental en el mundo en desarrollo y los conflictos armados.

No obstante, ante la realidad del mundo interdependiente, en el que ningún desastre puede ser ignorado por la aldea global, no podemos imaginar un futuro sin la presencia activa de las organizaciones humanitarias.

Las tendencias populistas y aislacionistas, que incluso en Gran Bretaña utilizan este problema para promover su agenda de recorte de fondos para la ayuda exterior, serían fortalecidas si las ONG abandonan su esfuerzo.

El reto primordial es mejorar y cumplir los códigos de conducta y la selección de los trabajadores o cooperantes. Como subrayó Judith Greenwood , Titular de CHS Alliance , una red de ayuda con base en Ginebra , “tenemos las guías, las políticas y los procedimientos para evitar esto. Éso no es lo que falta, lo que falta es su aplicación”.

En enero de 2017, después de asumir su cargo, el Secretario General de la ONU , Antonio Guterres , creó una fuerza de tareas de alto nivel para enfrentar desde adentro el problema de los cascos azules.

México

debe aprender de esta lección, como principiante en el sector ya que cuenta con presencia simbólica de su personal militar en Colombia , el Sahara Occidental y la República Centroafricana , así como también planea establecer en su territorio un centro conjunto de adiestramiento para las operaciones de pacificación.

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